Esta enfermedad me ha ayudado a conocerme mejor y a aprender que no debo llenar vacíos innecesarios

Alfredo

Hola, tengo 21 años, llevo técnicamente 1 semana indetectable. Vivo en Bucaramanga, Colombia. Vivo solo, ya que mis padres viven en otra ciudad. En julio de 2021 (cuando todavía tenía 20 años) solicité una cita médica en mi EPS porque notaba unas verrugas en la zona interglútea.

La cita se me demoró por motivo del COVID, ya que solo atendían por medio telefónico. Cuando el médico me llamó iba de salida y explicarle lo que me estaba pasando me dio pena. Él simplemente me dijo que eran las hemorroides, que me iba a mandar unos medicamentos. Además, me dio una dieta para ayudar a que este tipo de lesiones se me fuera, pero en mi conocimiento sabía que no eran hemorroides. Mi impresión diagnostica era que se trataba del VPH. Entonces me dijo: “tómese una foto, me la manda a mi WhatsApp y miramos”. Lo hice así y después me llamó para decirme que me iba a remitir a cirugía general y el especialista sabría qué proceso seguir.

Me envió a hacerme una serología que incluía exámenes del VIH. En febrero me los tomé, después de 1 año de cuarentena. En ese momento no se me paso nada más por la mente. Además, me he sentido muy bien de salud, totalmente insospechable para mí mismo. Los exámenes me los hice al día siguiente, ese mismo día en la tarde me llamaron del laboratorio para decirme que, por favor, me acercara a la sede para que me pudieran volver a tomar la prueba. En ese momento me asusté mucho, pero en mi mente pensé: “quedó mal tomada”.

Me acerqué a la clínica tan pronto colgué y me repetí la prueba. Me dijeron que al otro día ya estaría listo el resultado. Volví a las 7am a la clínica. Cuando pasé al cubículo me dijo la asistente que tenía que esperar, porque el medico iba a hablar conmigo. La presión del corazón se me subió a mil, estaba muy nervioso, pasaban muchos pensamientos por mi mente.

Cuando pasé al cubículo de muestras, el médico me pidió que firmara un documento conforme me habían entregado los resultados, me dijo que tenía el VIH y que lo lamentaba mucho, pero que me recomendaba tomarme una prueba por otra técnica, que el laboratorio para evitar errores volvía a tomar la muestra y repetir la prueba. En ese momento quedé en shock, no sabía qué decirle, me quedé quieto por unos segundos y me preguntó varias veces si tenía alguna pregunta, pero no le respondí nada, le dije que si me podía tomar ya la prueba y que cuándo me daban el resultado. Él me dijo que en la noche ya estaba listo.

Firmé, salí, tomé el turno, pagué una prueba rápida y me fui. En ese momento me empecé a enfermar, las piernas me temblaban, me sentía desanimado, muy triste. Hice algo para desayunar y me acosté. Dormí un rato, luego almorcé, salí a hacer unas diligencias y por mi mente me repetía: “no puede ser, me siento bien de salud, no me lo creo, tuvo que ser un error” y le pedí mucho a dios que fuera de esa manera. Llegaron las 6 pm y me fui de nuevo para la clínica, el aire acondicionado me hacía temblar, tenía muchos nervios, sentía que mi vida se me iba a acabar, pero sobre todo pensaba cómo fue que pasó. Además, pensaba “por qué me paso a mí”.

Pasé al cubículo y la señorita me miró, me pidió que me sentara y esperase. De una vez, me dije: “salió positiva”. También vi cómo se fue a buscar a alguien. Por mi mente pasaba de todo, hasta pensé en matarme. Pensaba: “soy tan joven” y de pronto me llamó la bacterióloga. Firmé el consentimiento y me dijo: “tú viniste esta mañana, el resultado se confirmó con esta prueba”. También me dijo que sacara una cita médica y le respondí que ya tenía la cita del control de estos exámenes para el día siguiente. Entonces me dijo que empezara lo más pronto posible con el tratamiento. Yo quería llorar, pero no me salían las lágrimas, hasta pensé que ella y el médico que me atendió en la mañana pensarían que lo había tomado muy relajado, pero por dentro sentía que no podía más, me había defraudado a mismo, a mis metas, mis ideales, había defraudado a mis papás… Simplemente no sabía el porqué. Sí había tenido relaciones de riesgo hacia 2 meses aproximadamente durante el paro. Dije: “ahí fue”.

Mi primer pensamiento fue en matarme, así que subí hasta el 8 piso de la clínica. estaba solo en el piso. Me acerqué al balcón, pero había un espacio de 1 metro más o menos y estaba alto y tenía una baranda, así que llamé a un amigo, pero en la clínica no había buena cobertura. Ahí dije: “no me puedo morir, tengo metas por cumplir”. Nadie ha sabido mi versión de las cosas, va a ser noticia y no quiero el sesgo o el bullying contra mi familia.

Llamé a una prima y le dije que tenía que hablar con ella, que estaba en la clínica y que era urgente. Llegué a mi casa, le mostré las hojas y ella quedó en shock. Me dijo unas palabras de ánimo y me abrazó. Hacía 15 días había empezado a salir con un chico que en un principio no me daba buena espina, pero el médico y la bacterióloga me dijeron que tenía que avisarle a mi última pareja y lo llamé y se lo conté. También quedó en shock, pero no podía estar con esa carga, además en este momento esta condición no se la deseo a nadie. Le pregunté si alguna vez se había realizado pruebas del VIH y me contestó que no. Entonces le dije: “te las tienes que tomar, yo te las pago”. Al otro día fuimos al CDI y se las tomó. El resultado fue negativo, pero en 3 meses se las tenía que repetir. Nunca tuvimos sexo anal, solamente se tragó mi semen.

Inicié mi tratamiento antirretroviral y me explicaron muchas cosas que podrían pasar con estos medicamentos. Asistí a psicología, psiquiatría y todos decían lo mismo, pero no tuve ningún efecto negativo. Al inicio del tratamiento, la carga viral estaba en 12.000 copias/mL y el conteo de CD4 era de 532 células/mm3.

Asisto a un gym, tengo una carrera por delante, todo ha sido muy normal en mí. En estos 3 meses que llevo con ella, esta enfermedad me ha ayudado a conocerme mejor y a aprender que no debo llenar vacíos innecesarios. Dejé de hablar con el chico que les conté antes, porque me dijo que no sabría llevar las cosas y que simplemente quería disfrutar de la vida y que sabía que este susto por el cual paso era algo que tenía que pasar y que se alegraba que hubiera sido conmigo, alguien que le dijo las cosas a la cara. El segundo test también le salió negativo, entonces hasta ahí llego mi carga y puedo descansar.

Emocionalmente ha sido muy duro, me he sentido totalmente triste al punto de no poder estudiar porque me siento mal, últimamente esos pensamientos de tristeza son más de cuando estaba recién diagnosticado. No sé si era porque tenía el apoyo emocional de alguien o porque en ese tiempo no asimilaba las cosas o porque simplemente me tomaba unas pastillas. Quise contar mi historia porque hoy hablando con mi mamá, que es la única de mi familia que lo sabe (aparte de mi prima), le dije que no era capaz de seguir, me sentía desanimado y solo. Ella siempre me dice que sea fuerte, pero es algo que por momentos no puedo dar más y solamente ha sido dios el que me ha dado fuerzas para seguir adelante, y espero que así siga siendo.

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