Para muchos que han pasado por la experiencia al decirte tu estado de salud, el mundo, la vida, los proyectos, la familia, todo se hace confuso. ¿Me moriré pronto? ¿A cuántos he podido infectar? ¿Qué dirá mi familia, mis amigos, en el trabajo? ¡Soy la peor persona! Eso pasa durante muchos días…
Los profesionales de salud pidieron otros análisis para comprobar el resultado. Y fue reconfirmado en dos ocasiones. Brindaron accesoria y fue fundamental. Me dijeron que el VIH es una enfermedad crónica y lo confirmé con lo mucho que he leído. Me encaminaron a un infectólogo.
En esos días tenía programado un viaje por trabajo a otro país y no podía iniciar el tratamiento. Era necesario saber la carga viral y el conteo de los CD4. A mi regreso me dieron los resultados: los CD4 estaban bien, pero la carga viral era altísima.
Me recetaron una medicación para fortalecer el sistema inmunitario en el viaje. Aquel viaje, a pesar de trabajar, me ayudó a tranquilizarme. Estuve más relajado al regreso.
En esto, se realizó el análisis de resistencia. Todo bien. Es necesario iniciar el tratamiento. Para esto había muchas dudas y preguntas. A pesar de que leas tanto y que tengas una buena resiliencia, las dudas te mueven mucho.
Confié e inicié el tratamiento en noviembre de 2018. La medicación me hacía sentir un tanto mareado. Pero la supe llevar. Después de tres semanas tenía que presentar el análisis de la carga viral. Pero esta había bajado, aunque no mucho. Entonces me cambiaron una medicación y se mezcló con otra que estaba tomando. Eso fue a mediado de diciembre. Fui de vacaciones y todos los días las tomo santamente, como lo hago hasta hoy.
En febrero de este año me hice los análisis del conteo de la carga viral. Para mi sorpresa salió menos de 40 copias. En otras palabras, indetectable. Con este resultado el tratamiento había alcanzado su objetivo. El profesional de salud me pidió nuevamente en dos meses el conteo de los CD4 y carga viral. Nuevamente indetectable y los CD4 habían aumentado. Me citó para seis meses después.
Sin embargo, en el lapso de esos seis meses, fui rápidamente con un dolor en el lado derecho. Abajo del hígado. Me diagnosticaron apendicitis. Dije al cirujano mi estado de salud y que era indetectable. La cirugía se realizó y salió todo bien aparentemente. En dos días me dieron el alta. Siempre en esos días tomando el tratamiento. Pero apareció fiebre. Mucha fiebre y así estuve 3 días.
Fui a emergencias, donde me realizaron una tomografía y vieron que tenía un coágulo de sangre. Al día siguiente ingresé otra vez al quirófano para que fuera retirado. La fiebre, aun así, continuaba. Recibía antibióticos por vía venosa y tomaba mis retrovirales. Me sentí mejor después de 10 días internado y continué en la casa con antibiótico por dos semanas y, evidentemente, tomando los fármacos retrovirales.
Hace dos semanas presenté mis resultados del conteo de los CD4 y carga viral. Sigo indetectable y los CD4 han aumentado aún más, en torno a 200 en relación al último análisis de hace seis meses. El profesional de salud me ha felicitado por mi perseverancia y seguir al pie de la letra el tratamiento.
Comparto mi historia con ustedes porque aún no consigo manifestar a la familia, a amigos mi estado de salud. Creo que llegará el tiempo para eso. Pero digo: “con el tratamiento no he dejado de hacer nada de lo que me gusta”. Juego fútbol, me alimento bien, voy al gym, duermo bien, no tengo efectos secundarios. Algunas veces me tomos unos tragos de cerveza u otros licores, pero controladamente y sin abusar. He tenido efectos secundarios, pero son mínimos. Tengo muchos sueños y proyectos. Sigo estudiando y trabajo. Viajo y llevo en un espacio de mis maletas las pastillas. No pesan. Me siento con mucha fuerza vitalidad a pesar de todo.
No tengan miedo en dejarse pinchar y sacar un poco de sangre. Se puede vivir con esta enfermedad. Lo mortal de ella es la indiferencia, el preconcepto. Todo depende de tu responsabilidad en tomar los medicamentos. Te cuidas con esto a ti mismo y a los otros. Saludos.