No quiero parecer demasiado una víctima, pero no ha sido fácil. Llevo viviendo con VIH desde hace casi 17 años y he tenido altibajos, como cualquier otro/a. Trabajé de manera estable durante un tiempo largo en el que un "amigo" montó una empresa y quiso contar conmigo, como trabajador. Hasta que, hace cuatro años me despidió, estando de baja médica por depresión.
Lo sé, no debió hacerlo, y pagó en su momento por ello. No me daba cuenta de que me estaba haciendo mobbing laboral hasta que un día me dijo, medio en broma, que dónde me iban a querer como trabajador teniendo yo VIH. Fue como si me dieran un cachetón con la mano abierta y muy fuerte. Con amigos así, quién quiere enemigos, ¿no?
Después de esto (y la baja), tuve que luchar mucho por tener el derecho a cobrar una pensión. Hasta tuve que ir a juicio contra la Seguridad Social porque no querían dármela: era muy joven (tenía 41 años).
Hoy llevo tres años cobrando la pensión. Mi vida es menos estresante que cuando trabajaba, pero, a veces, me siento como si fuera un paria, un fuera de la ley o algo así. Sin embargo, he ganado en salud física y emocional, hago teatro de aficionados y lleno huecos para intentar no estar tanto tiempo encerrado en casa y en mí mismo.
Ya me callo, muchas gracias por prestarme atención. De corazón, gracias.
Que la LUZ del AMOR inunde cada rincón de vuestra CASA.
Abrazos para todos/as.