A lo largo de 23 años he visto el "bicho" llevarse a muchísima gente con él. Así que, a pesar de todos los pesares (y ingresos), hoy me siento afortunada con mis 54 kilos.
Sola, sí. Sin trabajo fijo, sí, sin pasta, sí, pero afortunada. De vez en cuando, por las noches, como no sé rezar, le canto al bicho canciones de cuna para que permanezca dormido…