Muchas veces salía a la carrera hacia la clínica por el dolor fuerte y para que me pusieran tratamiento, hasta que una vez me administraron morfina. Estuve lidiando varios meses con este malestar, que me daba en cualquier momento. Me ponían tratamiento intravenoso para el dolor. Me trasladaron en ciertas ocasiones al hospital, pero nada me hacía. Hasta que en una ocasión acudí a otro hospital y, después de un test de ultrasonidos, decidieron operarme y me sacaron la vesícula en febrero del 2019.
Hasta ahí todo iba mejorando. Aproximadamente 4 meses después me dio una alergia leve en la espalda que fue empeorando cada día más y que me volvía loco. Iba casi todos los días a la clínica y lo que me hacían era inyectar contra la alergia y me recetaban pastillas y no me hacían nada. Volvía cada día y noche y me inyectaban hasta dos inyecciones por día, una en cada nalga y nada pasaba. Era peor la cosa hasta que en una ocasión de tantas una doctora me mandó hacerme un examen de sífilis. No sabía a ciencia cierta por qué me lo mandó. Dijo que quería ver algo, si estaba relacionado con mi sarpullido. El resultado fue positivo a sífilis. Por ende, al salir positivo el examen de sífilis siempre se realiza una prueba rápida del VIH. También salió positivo el test del VIH.
Yo vivía con mi expareja, con la cual ya no tenía sexo, pero después de mi operación [de vesícula] tuve 2 veces relaciones sexuales con 2 personas. Creo que fue allí donde me expuse [al VIH]. Le conté lo sucedido a mi expareja, lo que estaba pasando, y que él debería ir conmigo al hospital. Y así lo hicimos. Fuimos los dos y nos hicieron las pruebas y el resultado fue abrumador. Ambas pruebas salieron positivas al VIH, pero él fue negativo para sífilis.
Mis primeros conteos fueron una bomba que no podía creer. Entonces empezó una incertidumbre que no podía asimilar con nada. Mi cabeza no pudo estar tranquila. Mis CD4 estaban en 186 y mi carga viral en 4,7 millones. Mi expareja tenía 1.100 CD4 y su carga viral en 11.000. Llevábamos casi 5 años juntos. Entonces, para mí, el rompecabezas no calzaba y eso me abrumó demasiado.
Hablando con un amigo que trabaja en un laboratorio clínico, me dijo que posiblemente tantas inyecciones y pastillas para la alergia era posible que me hubieran debilitado o puesto a dormir mi sistema inmune, ya que para eso son los medicamentos de la alergia (corticoides). Eso podría haber contribuido a que la carga viral [del VIH] subiera como la espuma.
El médico infectólogo que nos atendió juntos nos dijo que, por mis conteos, podía hacer entre 5 y 10 años que yo tenía el VIH y mi ex podía hacer de 6 meses a un año que lo tenía. De tenerlo, lo extraño de todo esto es que llevábamos una relación de casi 5 años y las cuentas no salían. Esto me abrumó más y más. El último examen que me había hecho no hacía más de 10 años y había salido negativo [al VIH]. Es cuando más empecé a volverme loco, porque las cuentas no me daban y no sabía qué sentir ¿Se lo había transmitido yo a él o él a mí? No tener una respuesta fue lo más frustrante para mí.
Poco a poco fui aceptando mi realidad y los dos comprendimos que aquí no hay culpables y que hay que aceptar las consecuencias de nuestras irresponsabilidades y de nuestros actos. Hay que seguir adelante.
Empezamos con el tratamiento y me enorgullece saber que pasé de una carga viral de 4,7 millones a 229 en 7 meses y mis CD4 de 186 a 750.
Mi ex ya es indetectable. Solo cabe rescatar que seguimos juntos como amigos, nos apoyamos y que, aunque ya no seamos pareja, nos amamos mucho y seguimos juntos en este reto. Mi conciencia está más tranquila y he podido olvidar esos rompecabezas que tanto me formaba de buscar un culpable.
No sé si en algún momento volveremos a estar juntos como pareja, pero me siento muy bien y he vuelto a ser la persona que era física y mentalmente.
Les motivo a que sigan siempre adelante, a que se levanten cada vez que se sientan caer, ya que un boxeador no pierde una pelea por caer sino por no levantarse. Ánimo, cuídense mucho y cuiden a los demás. Practiquemos el sexo seguro. ????