Ayuda siempre al que lo necesite, ese es el verdadero sentido de la vida

Joan

El 11 de septiembre del 2011 fue uno de los peores días en mi paso por este mundo. No culpo a nadie y, si algún día fallé, he llegado al perdón, pero no a olvidar. El cuidado es de cada persona y, asimismo, la responsabilidad que debemos asumir.

En resumen: teniendo pareja de más de un año, decidí no usar más condón por la confianza que tenía; al cabo, esta relación duró más de dos años más. Error o falta de amor hacia mí, una falta que nunca debemos cometer. Esa fue la irresponsabilidad que terminó con lo que ahora debo amar por el resto de mis días hasta que haya alguna cura.

Ese día de septiembre fue mi final del camino, con un conteo de carga viral de 750.000 copias y 385 CD4. Desde entonces pasé por muchos obstáculos. Con el tiempo, me di cuente de que mi vida debe continuar hasta ya no poder. Pero como para todo tiene que haber un "pero", este no es la muerte, no me he rendido jamás y menos ahora.

No miento si digo que he tenido desconfianza en mí mismo, he tenido quebrantamiento en mi fe, en no seguir adelante. He estado al borde de la muerte, pero no por tener el VIH, sino por una depresión. He luchado para vencer los obstáculos que se me han presentado; así, lentamente, he ido saliendo de mis dudas acerca de mi "aceptación". A pesar de todo, la vida me ha enseñado a decir “Luchando venceré”.

Mi diagnostico me enseñó que no importa cuán oscura la vida se ponga, volveré a ver la luz. Me enseñó que no todo es color de rosa, que he de pelear hasta el final y luchar por mis sueños hasta que el mundo se acabe.

Me enseñó que la vida tiene dos partes: una parte, la más horrenda, pero que al mismo tiempo te sirve de experiencia para no dar dos veces el mismo paso, y una parte más hermosa que se debe disfrutar al máximo, ya que no viene dos veces.

Me enseñó que no hay batalla que no se pueda ganar. Que todo tiene un final, aunque se demore en llegar. Me enseñó a creer en mí mismo, a no escuchar lo que los otros piensen de mí, ya que nadie es perfecto y que todos cometemos errores.

Así que me siento orgulloso de ser quien soy. soy un hombre, yo soy mi héroe, inspiración, mi salvación hasta desfallecer.

En mi lucha con el VIH he visto muchas cosas, las cuales me conmovían al ver el trato que se les daba a las personas que viven con el VIH. Con el tiempo, me dediqué por completo al tema, leyendo, asistiendo a talleres, cursos de capacitación y, asimismo, conseguir apoyo para mis compañer@s, apoyo en diferentes temas. Una de las tareas era la lucha contra la discriminación. Más tarde, tuve éxito en campañas por los derechos humanos de las personas que viven con el VIH/sida.

Como la mayoría de las personas, tenía miedo de que se desatara una epidemia del VIH/sida. Toleraban que los voluntarios controláramos el tema o lo diéramos a conocer. La razón por la cual me hice voluntario en "Luchando Vencerás" tiene su origen en mi persona, en mi vida. Fui educado en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.

Sé que en los años 80 era muy difícil la aceptación en la sociedad, hasta para uno mismo, del tema del VIH. Entonces, muchas personas que vivían con el VIH tenían que tomar 30 pastillazas diarias y muchos compañeros fallecieron. Hay que luchar en favor de los derechos humanos de las personas que viven con el VIH/sida.

Gracias a las asociaciones comunitarias (A.C.) que se han unido, ahora no es tan difícil el tema de la aceptación. Y más ahora que hasta con una pastilla se puede vivir plenamente y de forma saludable un promedio de 30 a 40 años. Ahora, podemos decir que el VIH/sida no es sinónimo de muerte. Hoy en día debemos aceptar que es una forma de vivir con una infección crónica, que ya no es una enfermedad mortal.

A la fecha de enero de 2018, soy una persona afortunada. Tengo carga viral indetectable y estoy a 936 CD4. ¿Qué más puedo pedir?

Claro que he estado mucho mejor, pero esto no termina aquí. Esto sigue, ya que el VIH y yo somos uno. Debo quererlo y no traicionarlo, puesto que será como mi sombra, mi marido, mi esposa. Sigo alimentándolo todavía con los antirretrovirales, sin tomar vacaciones de ellos.

A mis 43 años, he seguido soltero, con el compromiso de mi bienestar y el de l@s que requieran de mi apoyo.

Me siento agradecido de mis logros, ya que me he propuesto cuidarme. Llevo varios años estando indetectable y quiero seguir así. En este momento soy voluntario en “Luchando Vencerás A.C.”

Allí apoyo a personas a luchar por los derechos humanos de las personas que viven con el VIH/sida.

No he muerto, pero mi leyenda aún perdura. Sirva este relato de inspiración para tod@s y a modo de afectuosa lucha por las personas más vulnerables.

Hoy día no sé si soy quien pensé que sería, pero sí sé lo que hago. Me siento como algo raro por lo que soy o por lo que hago, por la razón de que me conozco muy bien. Creo que soy una persona normal, con algunos problemas, como todos, o un poco más; claro que siempre o en ocasiones se cómo enfrentarlos para siempre tener la frente en alto.

Soy activista por convicción, activista de corazón. Camino por un largo camino y ojalá pueda dejar huella en él como una personas que siempre lucha, como una persona que lucha por los derechos humanos, por el prójimo, por ideales vivos, por temas de actualidad, contra el estigma, el abuso y la hipocresía.

Tengo ideales que deseo cumplir. Sé que vivir no es solamente hacer lo que me corresponde, que las reglas están ahí para romperse y que no existen los "limites" sino personas limitadas. Puedo hacer lo que quiera siempre y cuando lo desee, y puedo llegar a ser más de lo que imagino con mucha seguridad y fe en mí mismo.

Gracias al VIH soy lo que soy. Con cariño, Joan

Deja un comentario

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD