Testimonio: Armarme de valor

Daniel

El descuido por parte de ellos hizo que un familiar se aprovechara de mi inocencia y me enseñó que tocarle su pene era normal. Conforme fue pasando el tiempo me hice rebelde y comencé a buscar relaciones con adolescentes de mi mismo sexo.
 
En 2006 murió mi abuela materna. Con ella me crié varios años después de que mis padres se divorciaran. Al morir mi abuela y siendo mayor de edad, me fui a otra ciudad a aventurarme en un mundo diferente, en el cual sólo tenías que sobresalir. Empecé a frecuentar bares de ambiente gay. Allí conocí a un chico de mi edad y me fui a vivir a su casa. Comenzamos a llevar una vida liberal, donde la música, el alcohol y el libertinaje creaban una atmósfera diferente (según mi parecer). Acabamos nuestra relación. Seguí visitando bares y conociendo chicos. Tuve relaciones con varios. A veces con protección (condón), otras sin. La verdad es que me arrepiento de esa vida alocada.
 
En la actualidad ya han pasado cuatro años desde que dejé de llevar esa vida y no sé si soy o no portador del VIH, porque, según un chico con el que mantuve relaciones, él estaba infectado. En esa ocasión sí usé condón. Sólo pido a Dios que no esté infectado.
 
Ahora me he puesto a estudiar. Me retiré de esa vida en un 90%; el otro 10% salgo de fiesta, pero nada más, sin tener que practicar sexo. Una vez me hice la prueba rápida del VIH y dio negativo, pero tengo miedo de hacérmela otra vez y que salga positivo.
 
Ojalá existiera más información sobre si hay esperanza de llevar una vida normal en caso de estar infectado. Tendré que armarme de valor y hacerme otra vez la prueba.
 
Quiero ayudar a personas con VIH.

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