Aprendiendo a convivir con el VIH

Juan

De familia católica, vivía con el "secreto" de ser gay. En mi país natal vivía reprimido de mi condición sexual. Ya en México me sentí libre y pues empecé a explorar mi sexualidad, siempre con responsabilidad. Por ahí leí que el preservativo no es 100% seguro, con mucha tristeza y certeza a la vez debo confirmarlo, para mí no lo fue. Es así cómo me detectaron el VIH a finales de agosto de este año, después de haber tenido un proceso de deterioro de una semana, donde cada día me iba sintiendo peor: primero con un dolor de garganta que no paraba, luego fiebres, luego diarreas, hasta llegar al punto de no tener fuerzas, todo esto en una semana. Incluso me salieron unas manchas en la cara, las cuales, luego, cuando acudí a la visita médica, eran lo que me preocupaba, el cómo hacerlas desaparecer ja, ja, ja. 

Pues sí, ahora vivo con la enfermedad [VIH], me recetaron antiretrovirales que llevo tomando desde hace un mes y medio, con resultados positivos al mes de mi chequeo. Confío en todas las buenas vibras para que el segundo chequeo sea igual o mejor de bueno.  

Por un lado, publico esto como parte de mi entrar en conciencia y reconocerme enfermo, pero lo tomo maduramente. Si me expuse en algún momento pues tiene consecuencias y esta fue, para mí, una de ellas. 

No juzgo ni me juzgo, pero soy realista. No me culpo, pero también soy consciente de que viví con el riesgo de contraer alguna enfermedad y me tocó esta, con la cual ahora tengo una convivencia. Sí, una convivencia, no lo tomen a mal, pero le veo lo bueno a la vida y pues el virus necesita de mí para seguir vivo, o sea, me necesita vivo también ja, ja, ja, o sea, se chingó. Lo tomo [el VIH] como un ente que vive en mí pero que necesita de mí, no me lo puedo quitar, así que yo también tengo que aprender a vivir con él.  Y en esa etapa me encuentro, aprendiendo a convivir con el VIH.

Agradezco a todos porque al leer sus relatos aprendo un poco más de él y sobre cómo convivir con él al fin y al cabo. Por otro lado, agradezco ahora cada día, cada hora, cada segundo que Dios me regala. Esas pequeñas cosas que antes no apreciaba, porque las daba por sentadas. Ahora agradezco una hermosa mañana, un buen café, el calor, el frío, incluso el dolor de cabeza leve que tengo de los antirretrovirales, porque me hacen sentir vivo y reconocerme vivo y a la vez declarar lo bonita que es la vida. 

Nadie la tiene comprada ni asegurada, así que mientras estemos escribiendo o leyendo recordemos que ¡ESTAMOS VIVOS! y celebrémoslo.

Una disculpa para los no creyentes, pero rezo por todos nosotros a diario. Hay algo que me enseñaron que se llama la comunión de los santos y es cuando toda la Iglesia en conjunto reza y junto con ella todos los santos por una intención. Rezo por todas nuestras intenciones y por nuestra salud. Créanme por todos ustedes, los tengo en mis oraciones. 

¡Gracias por leerme! ¡Sigamos viviendo, disfrutemos lo bonito de la vida!

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