Aprender a fluir con la vida

Camilo

¡Hola! Me llamo Camilo y soy de Colombia. El pasado 4 de abril de este año recibí mi diagnóstico de VIH positivo. Aunque fue difícil asimilarlo por la serie de cambios que conlleva –ante los controles, medicamentos y demás-, hubo algo que se fortaleció de manera natural con el paso de los días: mi amor propio.

Una de las relaciones más retadoras que tienes en tu vida es contigo mismo y es mucho más motivante verte cada mañana en el espejo no con el recordatorio de que eres un portador sino como el ser humano que ha perdonado el daño, se perdona a sí mismo y se transforma en alguien mejor.

No puedo negar que hay días duros en los que me siento como una ‘bomba de tiempo’ capaz de dañar a otros y me lleno de muchas inquietudes y temores… pero los estoy superando dejando de pensar en el futuro, anticipándome a lo que desconozco, llenándome de ansiedad por lo que pasará. Por este virus aprendes a ver y vivir el presente, tratas de sanar las heridas del pasado y esperas al futuro como fluya.

Fluir, creo que en eso consiste la vida después del diagnóstico. Aprender a fluir con la vida, adaptarte a los cambios, dejar la rabia o el rencor. Fluir de manera más madura ante la vida, ya no quieres llegar a todo de primeras ahora prefieres conocer el camino y aprender cómo llegar bien.

¿Las relaciones? Claro que he pensado en eso, quiero sentir un buen beso y tener miles de noches de pasión, pero ya no las quiero para que me utilicen. Deseo una relación exclusiva para mí, sana, respetuosa y que de verdad me sienta enamorado. Puede pasar más adelante, pues mi prioridad en este momento soy yo, mi tratamiento y bienestar en todo sentido.

Sigo mi tratamiento con mucha dedicación y mi cuerpo se adapta bien al mismo, debo confesar que sigo siendo hermoso para mi cada que me miro al espejo y me digo ‘soy sano, soy fuerte, soy sexy, soy noble y valioso’. El virus no te define, solo te enseña a construir un ser humano mejor que sabe el valor de amar de verdad y respetar a los demás, siempre.

La meta es ser indetectable, mientras trabajo como loco por cumplir mis sueños y llegar a la meta que deseo llegar, pues este virus despertó en mí unas ganas locas de vivir, de vivir para bien, para ser feliz y para aferrarme con amor a la vida.

Enterarme del diagnóstico rompió algo en mí, dolió y más porque la persona que me infectó me había mentido al decir que estaba en tratamiento cuando no. Pero en ese momento aprendes el material del cual estás hecho, y el mío es indestructible porque tomé los pedazos de mí y reconstruyo mi ser cada día una versión diferente, mejor para ser más fuerte que nunca.

Este espacio es increíble para nosotros, tiene historias de todo tipo y reafirma que el tratamiento es viable, que la vida también lo es y el amor igual.

Sigan adelante y jamás se rindan. Besos.

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