A los 20 años conocí a mi marido. Al poco tiempo quedé embarazada de mi primer hijo. Nos fuimos a vivir juntos y hemos pasado 12 años conociéndonos. Cuando mi hijo tenía 2 años, comenzamos a buscar el segundo bebe.
¡No había manera! Me hice varios estudios y dieron con que tenía síndrome de ovario poliquístico, por lo que era muy difícil la concepción de modo natural. Nos derivaron a una clínica de fertilización asistida, aunque nos dijeron que podíamos seguir intentándolo.
Cuando mi hijo cumplió 10 años me di por vencida. No iba a poder quedar embarazada y empecé a ir a un gimnasio, empezamos a salir a bailar, a disfrutar… Hasta que de repente, de la nada, ¡quedé embarazada!
Teníamos una alegría indescriptible, mi marido, yo… y también mi hijo que vivía pidiendo un hermanito. Nos fuimos a hacer la primera ecografía y, al salir, tan felices de haber visto a nuestro nuevo porotito, le dije a mi marido: "Ya que estamos en la clínica retiremos mis análisis". Me llama la bioquímica y me dice "dio VIH positivo".
Desde ese momento –mayo de 2017– y, hasta el día de hoy, no puedo respirar. Estuve un mes con 100 ataques de pánico por día, no podía levantarme de la cama e incluso quise abortar para no pasarle esta cruz a un ser inocente. Comencé con 920.000 copias y CD4 en 450 células.
Hice el tratamiento al pie de la letra, 3 pastillas cada 12 horas. Tenía una cesárea programada y me saqué sangre para la última carga viral del embarazo, un mes antes de la cesárea y al día siguiente rompí la bolsa mientras dormía.
Al llegar al hospital, me dicen que la cesárea ya no es viable, que iba a parto normal. Mi cuerpo temblaba de miedo todo el tiempo. El miedo me dolía más que las contracciones.
Se acerca una doctora y me dice: "Para que el riesgo de transmisión sea más bajo tenés que parir antes de que se cumplan las 4 horas de romper bolsa y con una carga viral menor de 1.000 copias". ¡Por Dios! Hacia 6 horas que había roto bolsa y mi carga viral anterior había dado 5.000 copias. Comencé a llorar sin parar. Nueve horas después de romper aguas, nació mi hija. Una mezcla de felicidad y angustia horrible.
A los dos días me dieron el resultado de mi última carga viral: 1.390 copias. Aun así, alta para parto natural. Mi bebe tiene 6 meses, sus dos primeros análisis dieron negativo y en dos semanas le hacen el tercero.
Es una angustia constante, un miedo y dolor insoportable. Si bien nunca reaccioné mal con mi marido, tengo una ira interna hacia él que no puedo manejarla.
No puedo dormir, me dan ataques de llanto por las noches… pensando, odiando… Me conformé con su pésima performance sexual por 13 años, sin probar otra cosa, siendo fiel, a pesar de estar insatisfecha, para que ahora me ponga este cepo de por vida. Y tengo tanto miedo de transmitírselo a alguien, que creo que a mis 33 años mi vida sexual se terminó sin haber comenzado nunca. Nunca más me voy a poder enamorar y que me correspondan… Realmente estoy en un abismo ahora.
Mi mensaje para aquellas mamas que reciben esta terrible noticia con su bebé en la pancita: “Sé lo horrible que es, pero por sus bebes ¡sigan el tratamiento!”. Muchas gracias a todos, un beso enorme.