Soy médico interno de pregrado y hace 3 meses me enteré de mi situación (VIH+). Todo comenzó cuando me realicé unos análisis de rutina. Pensé que hacía mucho tiempo que no me realizaba un chequeo.
En ese momento aún era estudiante de medicina y estaba haciendo mis prácticas con una doctora que dijo que nos autorizaría para realizar todos los estudios. Ella nos indicó si queríamos también hacernos los análisis de serología del VIH, VHB y VHC. Yo y una compañera respondimos que sí.
Nunca me imaginé que, a los 15 días, cuando fuese a recoger los resultados de mis análisis, iba a tener dichos resultados (VIH+). Fui yo solo a recogerlos por la tarde, puesto que tenía un examen por la mañana. Total, que voy hospital y me dirijo al laboratorio y digo que voy a por unos resultados. Me piden el nombre y me los entregan así sin más.
En el camino por los pasillos del hospital iba examinando mis resultados y vi que me encontraba muy bien. Hasta que llegué a la parte de serología y vi: ‘reactivo al VIH’. La verdad es que me puse mal, pero lo negué y aseguré que estaban mal esos resultados. ¿Cómo iba yo a tener ese diagnóstico si nunca había tenido relaciones con personas con el VIH?
Dejé pasar 3 meses y resulta que para entrar al internado médico tenía que hacerme unas pruebas de laboratorio. Total que fui y me dicen por la tarde que ya estarían los resultados. Volví a ir solo al final de clases.
Al llegar al sitio digo en recepción que venía a por mis resultados y me dicen que tenía que pasar por el laboratorio. Un joven me hace pasar a una sala privada y me explica que he dado positivo en la prueba ELISA. Así que me mandó a hacer un Western Blot. Entonces le dije que quitara de mis resultados lo del VIH ya que solo me pedían el de VDRL, que salió negativo. El joven -muy amable- me entrega mis resultados y en ellos no aparece nada del VIH. Me pide mi número para cuando estén los resultados del Western Blot.
Al cabo de 15 días me dicen que ya estaban los resultados. Me explican que debía ponerme en contacto con algún médico, le di las gracias al doctor y me retiré. Me dirigí a entonces a una epidemióloga que conocía de hacía tiempo y le dije todo lo que les conté ya a ustedes.
Me dijo que necesitaba volver a realizar la prueba de Western Blot. Cuando ya tenía los resultados fui a ver a la epidemióloga y juntos abrimos el sobre. Tenía todavía la esperanza de que fuera negativo al VIH, pero no fue así.
Cuento con un seguro popular aquí en México y fui a un CAPACITS (Centro Ambulatorio de Prevención y Atención de VIH/Sida e Infecciones de Transmisión Sexual). Me dieron la primera cita y el médico me ofreció todo su apoyo. Le pedí la mayor discreción del mundo, ya que mi familia está en el ámbito médico y no me gustaría que se enteraran de mi diagnóstico.
Me dieron cita para el día siguiente y fui de nuevo al centro ambulatorio. Les confieso que me dio mucha vergüenza, ya que me estaban esperando. Pasé a la consulta y ya la doctora me explica que no tenga miedo y que le diera todos mis resultados. A continuación, me dice que me encontraba perfectamente de salud porque no había tenido ningún síntoma ni nada y me explica que me debía hacer la medición de la carga viral para ver cómo llevar mi tratamiento.
Decido hacerme el examen de carga viral y esté me dio un nivel bajo, de 1.100. Me explica la doctora que tal vez puedo encontrarme en lo que se llama “élite control” (controlador de élite) y así, pero que debía empezar el tratamiento. Me da un comprimido al día y me explica que podía tener pesadillas, a lo que le contesté que no me importaba, que ya quería iniciar mi tratamiento. Me cita para el mes siguiente. Pero algo dentro de mí hizo que fuera a la psicóloga. Estando en la primera sesión, la psicóloga me dice que a quién le he contado que tengo el VIH, a lo que respondo que a nadie, ya que era mi diagnóstico y no quería que nadie se enterara.
Debo decirles que ese día, cuando tomé esa pastilla, tenía guardia en el hospital, puesto que ya era interno. Me sentí raro pero me puse activo. No sufrí ningún efecto secundario, solamente subí 2 kilos de peso. Mi doctora me dijo que podía ser por el medicamento y por mi forma de alimentación como interno, dado que realmente como lo que puedo.
Fui a la psicóloga de nuevo y me dijo que me encontraba mejor que la otra vez. Me dio otra cita para el mes siguiente. Acudí a mi próxima cita, ya con menos pena al entrar al CAPASITS- y me dice mi doctora que me debe solicitar la prueba de la carga viral.
Actualmente, como si nada, he seguido mi vida. La verdad es que nunca he dejado de tomar mi pastilla en estos casi 3 meses. El jueves de la semana pasada fui a realizarme de nuevo el examen de carga viral para que en mi próxima cita vea la doctora mi evolución. Debo confesar que en estos 3 meses no he tenido relaciones sexuales con nadie. Tengo miedo al rechazo. He estado saliendo con un chavo, bueno apenas van dos citas, pero la verdad es que sentí la química desde que lo vi. Hubo mucha risa y conexión entre los dos. Tengo miedo de enamorarme y que me rechacen.
Como ya les dije, a nadie le he dicho que soy VIH positivo, ni a mi propia familia, porque no quiero que se alteren o que me tengan lástima. Siempre he sido una persona de carácter y creo que hasta el momento he afrontado bien la situación, pero quería contarles y ver qué opinan ustedes.
¿Creen que me puedo enamorar de alguien que no tenga VIH y creen que podré mantener esto en secreto?
Bueno, me despido de ustedes y si me quieren preguntar cualquier cosa, les responderé con gusto.