Hace 23 años que tengo el virus, me infecté cuando tenía 22; me lo pegó mi primer novio. Tengo un hijo de 16 años, que gracias a Dios nació sano. LLevo casada con mi marido 18 años y no se lo he contagiado. Como es lógico, tomamos precauciones siempre. Estoy en tratamiento desde hace 13 años.
Quiero decirte, Dury, que pienso que tu familia debería saberlo, para que te apoye y ayude. La verdad es que, por otra parte, te comprendo, porque esta enfermedad es muy mala. Además de quitarte la salud, te anula la autoestima, y la sociedad te deja de lado como si fueras un criminal. En general, la gente es muy poco comprensiva, no saben que nadie está libre de nada.
La verdad es que mi familia lo sabe, pero hace como si no lo supiera. Creo que mi madre no lo acepta, piensa que no lo tengo; pero tampoco tengo su rechazo. Por otro lado, la familia de mi marido hubiera querido, desde hace mucho tiempo, que él me dejara y no lo ha hecho. No se lo dicen claramente, pero hay cosas que no hace falta expresarlas con palabras.
Yo también me siento muy sola y tengo muchos bajones. Si no fuera por mi hijo, no creo que tuviera ganas de seguir luchando; y por mi marido, que es bueno conmigo, a pesar de su familia.
A todos, y especialmente a Dury –pues me identifico mucho con ella–: Piensa que yo llevo 23 años con el virus, tú sólo 8. Tienes más tiempo para luchar y criar a tus hijas. Cada vez hay mejores tratamientos y no paran de estudiar vacunas.
Y a Paola: Fíjate que yo, a mi marido, no se lo he transmitido en 18 años. Únicamente tenéis que usar siempre el condón y tener cuidado con la sangre (con las cuchillas de afeitar, etc.). De todos modos, infórmate bien en el médico o en el teléfono de información sobre el VIH. Este virus se transmite… no se contagia. A los que lo tenemos, nos ha tocado la lotería.
Un beso y un abrazo muy grande a todos.