A partir de ese día me hicieron muchos exámenes y me dieron retrovirales. No me resultó nada agradable estarme tomando ciertos medicamentos a la misma hora porque los efectos secundarios eran feos, pero siempre tengo en mi mente que Dios esta conmigo y me da cada día la fuerza para seguir.
He tenido muchos cambios en la alimentación. Antes bebía mucho licor, fumaba, bebía gaseosas, comía uvas… Ahora todo eso ya no lo hago, porque me amo, Dios me ama y él siempre ha tenido un propósito para mí, por eso soy fuerte y seguiré luchando hasta que él diga que ya no.
Si hay personas que nos desmotivan con palabras, pues tomen ese este hábito de automotivarse, como lo hago yo. ¡De ahora en adelante!
Porque tengo un propósito en esta vida y este propósito Dios me lo ha dado.