Unas decidirán estar abiertas a la relación que pueda surgir independientemente del estado serológico de la otra persona, y otras quizá opten por relacionarse, en un principio, sólo con personas que también viven con VIH.
En cualquier caso, es conveniente saber que la práctica del sexo seguro es recomendable tanto si nuestra pareja es seropositiva como si no, ya que nos permite protegernos [y protegerlos] de varios riesgos que pueden poner en peligro nuestra salud, entre ellos las infecciones de transmisión sexual (ITS) o la reinfección.
El objetivo del tratamiento antirretroviral es reducir la carga viral hasta niveles indetectables, eso significa que, como consecuencia del uso de la medicación, se disminuye la capacidad de reproducción del VIH y, por eso, no se detecta en sangre. En ningún caso significa que el virus se haya eliminado del organismo. Conviene recordar que el VIH puede estar presente también en las secreciones vaginales, la sangre menstrual y el semen. El test de carga viral mide la cantidad de VIH presente en la sangre, pero no en el resto de líquidos corporales. Se sabe que tener, por ejemplo, una afección ginecológica, como una inflamación vaginal o un herpes, puede elevar los niveles de VIH en las secreciones vaginales, lo que podría incrementar el riesgo de adquirir o transmitir la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.
Además, las relaciones sexuales sin protección tienen otro riesgo añadido para las personas con VIH. Se han dado casos de personas que fueron reinfectadas o superinfectadas con otros subtipos o cepas de VIH que, asimismo, podrían ser resistentes a ciertos fármacos antirretrovirales, lo que podría limitar las opciones de tratamiento futuras.
En opinión de Sara Cazaña, psicóloga de la asociación madrileña Apoyo Positivo: “Las personas con VIH, en general, tienen una muy buena educación sexual, conocen cuáles son las vías de transmisión del VIH, las prácticas de sexo seguro, lo que significa tener una carga viral indetectable y los riesgos de infección o reinfección; aun así, hay miedo a una posible transmisión, temor a que se rompa el preservativo y, sobre todo, mucho miedo al rechazo”.
Por ejemplo, nos comenta que, cuando los dos miembros de una misma pareja viven con VIH, se preocupan y cuidan mucho de su salud, de no exponerse a una reinfección.
Según Sara, “en las relaciones esporádicas hay más miedo a la posible transmisión, mientras que cuando la relación se va volviendo más estable, existe más temor al rechazo”. “Por mi experiencia profesional -comenta la psicóloga-, lo que observo a diario es que las personas con VIH hoy en día lo que quieren es relacionarse sin más, sin hacer distinciones entre personas con o sin el virus. Tal vez, en un primer momento, una persona puede buscar un grupo de apoyo para entablar amistad con otras personas que estén en su misma situación y con las que se sienta más relajada, pero a partir de ahí no busca un grupo o tipo de persona en concreto”.
Para Sara, los principales problemas sexuales que surgen en personas con VIH son, en primer lugar, el miedo al rechazo, y después, en los hombres, los problemas de impotencia, y en las mujeres, la dificultad de llegar al orgasmo.
En resumen, la psicóloga opina que donde realmente hace falta la información sexual es en la sociedad en general, y que aún queda mucho trabajo informativo por hacer en ese sentido.
Si eres una persona con VIH sexualmente activa, podrías considerar hablar con tu médico de lo que te preocupa y de tus prácticas.
Por desgracia, los especialistas españoles no han sido formados ni están acostumbrados a hablar de manera abierta sobre sexualidad, y en ocasiones se sienten incómodos, sobre todo si no se pertenece al mismo sexo (hombres/mujeres) o no se tiene la misma orientación sexual (homosexual/heterosexual).
Sin embargo, sólo tú puedes explorar esta posibilidad con él o ella y llegar a conocer qué posibilidades se ofrecen.
Puedes llevar a la consulta una libreta donde anotes tus síntomas o preocupaciones, y podéis hablar de la posibilidad de hacer pruebas de diagnóstico rutinarias en busca de alguna infección o neoplasia (en este contexto, malformación celular en la piel o mucosas) o, en su caso, de posibles alternativas de tratamiento.
Referencias:
- Namlife.org (www.namlife.org), ‘Sex’.
- gTt. Montárselo en positivo. Una guía de salud sexual para las personas que viven con VIH. 2ª edición, ampliada y mejorada; otoño 2007.
- Eddens S. Let’s Talk About Sex. The Body (www.thebody.com).
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