Chemsex en personas trans y no binarias: visibilizar lo invisible

La mayoría de estudios sobre chemsex —el uso deliberado de sustancias psicoactivas para intensificar y prolongar las relaciones sexuales— se han centrado en hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH). Sin embargo, hay una importante falta de información sobre cómo esta práctica afecta a personas transgénero, no binarias, género queer y otras identidades que no se ajustan al modelo binario de género. Estos grupos enfrentan riesgos particulares y barreras sociales que deben ser reconocidas y visibilizadas para avanzar hacia una atención más inclusiva y respetuosa.

¿Por qué es importante hablar de chemsex en personas trans y no binarias?

Las personas trans y no binarias que participan en sesiones de chemsex lo hacen en contextos marcados por la discriminación, la exclusión social y la falta de acceso a servicios de salud inclusivos. En muchos casos, el consumo de sustancias se vincula con la búsqueda de validación corporal, la evasión del malestar emocional o la presión social en entornos sexuales donde el chemsex está normalizado.

Además, el estigma que rodea tanto al consumo de drogas como a la identidad de género puede dificultar el acceso a recursos de prevención, atención médica y apoyo psicosocial. Esto genera un doble silencio: el del consumo y el de la identidad.

Diversos factores contribuyen a que personas trans y no binarias participen en sesiones de practiquen chemsex:

  • Búsqueda de validación corporal y sexual en contextos donde la identidad de género es constantemente cuestionada
  • Presión social en entornos donde el chemsex puede estar normalizado
  • Evasión emocional frente al rechazo, la disforia de género o la exclusión social.
  • Acceso limitado a servicios de salud que comprendan las realidades trans y no binarias.

Riesgos y vulnerabilidades de la práctica del chemsex en personas trans y no binarias

Aunque algunos de los riesgos y vulnerabilidades asociados al chemsex son compartidos con los hombres GBHSH, en las personas trans y no binarias estos pueden intensificarse debido a su mayor grado de invisibilización y a las especificidades propias de sus vivencias:

  • Mayor vulnerabilidad a infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH, especialmente si hay barreras para acceder a servicios de salud inclusivos, que comprendan sus realidades y necesidades específicas.
  • Salud mental comprometida, agravada por el estigma, la transfobia, discriminación, exclusión social y la invisibilidad institucional que afecta minorías de género y sexuales.
  • Violencia sexual o coerción, en contextos donde el consentimiento se ve afectado por el uso de drogas.
  • Acceso limitado a servicios adaptados, que comprendan sus realidades y necesidades específicas.

Respuestas comunitarias al chemsex: inclusión, derechos y cuidado para cuerpos disidentes

Las organizaciones comunitarias desempeñan un papel clave en la respuesta al chemsex desde una perspectiva inclusiva y de derechos humanos para estas minorías de género y sexuales. Algunas líneas de acción de estas organizaciones son:

  • Diseñar programas de reducción de daños: Intervenciones que no juzguen el consumo de sustancias (hay que evitar enfoques normativos o moralizantes) sino que ofrezcan información, apoyo emocional y acceso a servicios médicos adaptados a las realidades trans y no binarias.
  • Atención integral: Programas que combinan salud sexual, salud mental y acompañamiento comunitario, como los que se promueven en documentos técnicos del Ministerio de Sanidad español y algunas organizaciones.
  • Formar a profesionales en competencias culturales LGTBQ+ y en el abordaje del chemsex con enfoque interseccional.
  • Crear espacios seguros para hablar de sexualidad, consumo y salud sin juicios, donde se reconozca la diversidad de experiencias.
  • Promover el acceso a servicios de salud sexual y mental que sean trans-inclusivos, accesibles y confidenciales.
  • Fomentar el liderazgo comunitario, formando agentes de salud entre pares que puedan intervenir en espacios donde se practica chemsex.

El chemsex no es sólo una práctica, es también un síntoma de desigualdades estructurales que afectan a las personas trans y no binarias. Para abordarlo de forma efectiva, es necesario escuchar sus voces, reconocer sus vivencias y adaptar las respuestas institucionales y comunitarias a sus realidades. La salud sexual y el bienestar emocional no pueden construirse sin inclusión, respeto y justicia social.

Diversidad de género y salud: entre la vulnerabilidad estructural y la resistencia cotidiana

Las personas trans, de género no binario género queer y otros grupos que no se ajustan a las normas de género, han conquistado un interés creciente en el ámbito de la salud y la investigación médica como poblaciones que enfrentan desigualdades sanitarias únicas, además de poseer fortalezas y resiliencias particulares.

Aunque a menudo se agrupan junto con comunidades más amplias (por ejemplo, personas lesbianas, gais y bisexuales —LGTBI—) y se clasifican bajo una sola categoría identitaria (es decir, transgénero —T—), los grupos de minorías de género representan poblaciones distintas y potencialmente vulnerables. Como resultado de pertenecer a una población marginada y altamente estigmatizada, estas personas pueden estar en riesgo de sufrir problemas de salud agravados.

Según la teoría del estrés de las minorías, desarrollada por el psicólogo Ilan Meyer en la década de 1990, las personas trans y no binarias están expuestas a múltiples factores estresantes que afectan su salud mental y física. Estos incluyen el estigma social, la discriminación, el abuso, la violencia y el aislamiento. Además, enfrentan barreras estructurales para acceder a servicios básicos como salud, educación o empleo.

A nivel personal, muchas deben ocultar su identidad por miedo al rechazo, viven en constante alerta ante posibles agresiones y sufren conflictos internos derivados de la presión social. Todo esto genera un estrés crónico que puede llevar a conductas de salud perjudiciales y a resultados negativos en comparación con la población general. El reconocimiento de estos factores es clave para diseñar intervenciones más inclusivas y efectivas.

En este contexto, el chemsex puede funcionar como una vía de escape o regulación emocional, especialmente en entornos donde las personas no se sienten aceptadas o seguras. El uso de sustancias para facilitar la conexión sexual puede estar vinculado a la necesidad de aliviar tensiones internas o superar barreras sociales

Presencia de las personas trans y no binarias en los estudios sobre chemsex

El consumo de sustancias sigue siendo comprendido de forma limitada cuando se trata de personas trans, no binarias, género queer y otras identidades que no encajan en el binarismo cisgénero. Las encuestas nacionales y estudios observacionales continúan centrando su atención en poblaciones de lesbianas, gais y bisexuales, restringiendo sus análisis a hombres y mujeres, y dejando fuera a quienes viven en los márgenes del sistema de género. Esta exclusión no es casual: es estructural, y tiene consecuencias reales en la salud, el acceso y la vida de nuestras comunidades.

Aunque se han logrado avances en la investigación sobre el consumo de alcohol y tabaco en personas trans y no cis, el vacío sigue siendo alarmante cuando se trata de otras formas de consumo, como el chemsex. Esta omisión perpetúa la invisibilización de sus experiencias en los debates sobre salud pública y refuerza la negligencia institucional que enfrentan estas personas. Urge ampliar el enfoque, escuchar nuestras voces y construir conocimiento desde y para los márgenes.

Los estudios que sí han incluido a personas trans y no binarias muestran patrones claros: estas muestran niveles más altos de consumo de sustancias, muchas veces como respuesta a la discriminación, el estigma y el estrés social. Así, las personas jóvenes de género diverso presentan mayores probabilidades de uso de sustancias en comparación con sus pares cisgénero, y las mujeres trans enfrentan riesgos significativamente más altos que los hombres cis. Estos datos no pueden seguir siendo ignorados.

Como se desprende de los estudios sobre chemsex, las personas trans y no binarias suelen ser agrupadas junto con los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), pero rara vez se analiza cómo el chemsex impacta de forma específica en nuestras comunidades. Se reconoce la importancia de incluirnos, sí, pero no se profundiza en sus necesidades particulares. Esta falta de enfoque reproduce una lógica de borrado: están presentes en los datos, pero ausentes en las conclusiones.

Metodologías inclusivas para una salud sin exclusiones de género

Además, la mayoría de los estudios presentan limitaciones metodológicas graves: muestreos no probabilísticos, análisis transversales, y una falta preocupante de consistencia en la definición y medición de la identidad de género. Esta ambigüedad contribuye a la subrepresentación de personas de género minoritario y dificulta la posibilidad de realizar metaanálisis que reflejen sus realidades.

Es urgente establecer estándares claros para evaluar el uso de sustancias y la identidad de género en la investigación. Se necesitan herramientas validadas, enfoques interseccionales y marcos teóricos que reconozcan que la identidad y la expresión de género cambian con el tiempo, y que estas transformaciones están profundamente ligadas al consumo, al placer, al dolor y a la búsqueda de espacios seguros.

Se tiene que investigar sin borrar a ninguna minoría; es un acto político. Reconocer las experiencias, vulnerabilidades y fortalezas de las personas trans y de género no binario es parte de una lucha más amplia por el derecho a existir, a cuidar y a ser cuidadas. La salud no puede seguir siendo un privilegio cisnormativo.

EMIS-2024: Datos clave para comprender el chemsex en poblaciones trans y no binarias

La encuesta EMIS-2024, una de las más amplias en salud comunitaria en Europa, contribuirá a llenar el vacío informativo sobre el chemsex en personas trans y no binarias. Los primeros resultados de la encuesta EMIS-2024 ya comenzaron a publicarse en julio de 2025, pero los informes definitivos aún están en proceso y se esperan en los próximos meses.

Esta encuesta, que incluye a más de 2.600 personas trans entre sus más de 50.000 participantes, revela diferencias significativas en salud mental y prácticas sexuales entre personas cis y trans. Al distinguir entre mujeres trans, hombres trans y personas no binarias (según asignación de sexo al nacer), el informe permite observar cómo el estrés social y estructural puede influir en comportamientos como el chemsex.

Los datos globales y específicos de España en la encuesta EMIS-2024 permitirán comparaciones más precisas.

Referencias:

Branden T. Barger. Substance use research with gender minoritypopulations: A systematic review of PubMed. University of California, San Francisco School of Medicine. September 10th, 2024. https://doi.org/10.21203/rs.3.rs-5050356/v1

Íncera-Fernández D, et al. A systematic review of intervention strategies aimed at chemsex users. International Journal of Drug Policy Volume 140, June 2025, 104795.

EMIS-2024. 1er Informe de la Comunidad: Principales conclusiones sobre salud mental y chemsex [Internet]. EMIS Project; 2025 [citado 2025 Oct 31]. Disponible en: https://www.emis-project.eu/emis-2024/publications/


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