Se han hecho muy pocos estudios serios y amplios sobre las diferencias de sexo y la eficacia de los tratamientos.
El poco conocimiento del que se dispone indica que no hay grandes diferencias en general excepto en el ajuste de dosis, a su vez quizá relacionado con el peso, y sobre todo ciertos efectos secundarios, a los que uno de los dos sexos puede estar más predispuesto a su experimentación o hacerlo en mayor grado.
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