Aunque la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) es eficaz y mantiene la infección bajo control, existen una serie de problemas a largo plazo derivados del uso de antirretrovirales y/o de la propia infección por VIH. Uno de ellos es el síndrome conocido como lipodistrofia. Se trata de un conjunto de síntomas que se asocian tanto al empleo de antirretrovirales como a la propia infección por VIH, u otros factores, incluso de tipo genético.
El conjunto de síntomas más conocido bajo este nombre, porque son visibles, es el de la redistribución anómala de grasas, que se puede manifestar como pérdida de grasa en cara y extremidades (lipoatrofia) y/o acumulaciones de grasa en el abdomen y en la zona dorsocervical, principalmente (lipohipertrofia). Con los fármacos que se utilizan hoy en día, la lipoatrofia es muy poco habitual.
Bajo el mismo síndrome de la lipodistrofia se ha descrito algo parecido al síndrome metabólico que se da en la población general con la edad; es decir, una afectación del metabolismo de las grasas y los azúcares que puede conducir a una alteración de los lípidos sanguíneos (colesterol y triglicéridos) y a resistencia a la insulina, lo que posiblemente aumenté el riesgo de padecer accidentes cardiovasculares e incluso diabetes. Puedes leer más sobre lipodistrofia pinchando aquí.
A largo plazo, en personas con VIH también se ha observado una pérdida de masa ósea, un mayor riesgo de experimentar cánceres no definitorios de sida o una pérdida de capacidad intelectual. Son todos problemas asociados a una edad avanzada en la población general. Un estudio reciente sugiere que las personas con VIH podrían estar padeciendo este tipo de complicaciones propias del envejecimiento con unos diez años de antelación.
De todos modos, es importante tener en cuenta que estos problemas no tienen por qué aparecer en todas las personas –sólo se trata de que existe un mayor riesgo–; por este motivo, hay recomendaciones sobre cómo prevenirlos. En este sentido, es conveniente un seguimiento médico adecuado para diagnosticar de forma precoz y, por lo tanto, tratar de forma más eficaz el desarrollo de cualquiera de estas complicaciones. Es importante también tener presente que los beneficios que se obtienen tomando el tratamiento de manera adecuada superan los posibles riesgos para la salud.
