Participar en un estudio no es una obligación, sino un derecho.
Los estudios, cuando están bien hechos, son necesarios y muy válidos para comprender la ciencia del VIH y sus terapias. La decisión de entrar en un estudio te compete exclusivamente, y puede haber razones a favor y en contra de hacerlo. En un estudio te pueden ofrecer un seguimiento y técnicas de diagnóstico que no son habituales en la rutina clínica, pero rechazar entrar en un protocolo no debería suponer bajo ningún concepto una merma en la calidad asistencial que recibes normalmente.
Si crees que tus derechos han sido vulnerados por negarte a entrar en un ensayo, puedes recurrir a una ONG de tu localidad o la más próxima en busca de orientación y ayuda.
También puedes descargar la publicación de gTt: Ensayos clínicos: Una guía comunitaria sobre la investigación en VIH.