¿Qué es el sistema inmunitario?

El cuerpo humano dispone de un sistema para defenderse de elementos extraños que puedan poner en peligro su buen funcionamiento o incluso su propia existencia.

Los humanos se ven expuestos repetidamente a diversos organismos causantes de enfermedades conocidos como patógenos (entre ellos, virus, bacterias y hongos) que ponen en peligro su salud. El organismo se protege frente a estos agresores externos empleando una red increíblemente compleja de células, moléculas, tejidos y órganos que, en conjunto, constituyen lo que se denomina el sistema inmunitario.

Por su naturaleza, podríamos diferenciar entre dos tipos de respuesta inmune:

1. Respuesta inmunitaria innata: es la primera en activarse frente a un virus invasor, actuando en un plazo de horas. Esta respuesta no es específica, por lo que la respuesta será muy similar tanto si el patógeno es un virus del resfriado como si es el VIH. La respuesta innata ayuda a controlar el virus hasta que la respuesta adaptativa se activa, aunque muchos patógenos pueden ser eliminados gracias a esta respuesta sin necesidad de activar la adaptativa.

Las células encargadas de llevar a cabo la respuesta inmunitaria innata son los eosinófilos, los basófilos y los fagocitos. Cada uno de estos tipos celulares tienen funciones distintas:

  • Eosinófilos: tienen una función relacionada con la regulación de las reacciones alérgicas y la respuesta a las infecciones parasitarias.
  • Basófilos: están relacionados con la inflamación, un tipo de respuesta inespecífica que hace que la sangre acuda a una zona determinada del cuerpo y, con ella, también llegarán otras células inmunitarias capaces de solucionar el problema detectado en ese punto.
  • Fagocitos: células capaces de fagocitar (“comer”) microorganismos entre las que se incluyen neutrófilos, monocitos, macrófagos, y células dendríticas.
    • Monocitos: son las células precursoras sanguíneas de los macrófagos y células dendríticas, las cuales se encuentran presentes en los tejidos.  Tienen como objetivo eliminar patógenos y procesar sus proteínas para mostrarlas a los linfocitos y que estos generen anticuerpos. El VIH puede alojarse e incluso reproducirse en el interior de los macrófagos y las células dendríticas.
    • Neutrófilos: constituyen la primera línea de defensa del organismo son muy numerosos y fagocitan a los patógenos con el objetivo de eliminarlos.
  • Células NK (asesinas naturales, en sus siglas en inglés): células que reconocen células tumorales o células infectadas por patógenos e inducen su muerte.

2. Respuesta inmunitaria adaptativa: esta es la respuesta que se produce como reacción a un patógeno específico. Es por esto por lo que puede tardar en activarse des de unos días hasta pocas semanas. Ésta respuesta tiene memoria, por lo que si se vuelve a entrar en contacto con el virus lo reconoce más fácilmente y la respuesta es mucho más rápida.

A su vez, ésta respuesta está formada por dos subtipos de respuesta:

  • Respuesta celular:  realizada por células que se denominan glóbulos blancos o leucocitos.
  • Respuesta humoral: realizada por unas proteínas denominadas anticuerpos que están producidas por un tipo de leucocitos, los linfocitos B.

Las células encargadas de llevar a cabo la respuesta inmunitaria adaptativa se denominan linfocitos. Éstas células son las responsables de protegernos frente a las infecciones virales, bacterianas y por hongos, además de ser capaces de atacar células tumorales.  Hay tres subtipos de linfocitos:

  • Linfocitos B o células B: son las células responsables de la generación de anticuerpos, por tanto, son las responsables de la respuesta inmunitaria adaptativa humoral.
  • Linfocitos T CD8 (citotóxicos) o células T-CD8: son células que reconocen patógenos y secretan sustancias químicas que matan a las células infectadas.
  • Linfocitos T CD4 (colaboradores) o células-T CD4: son las células responsables de la coordinación de la respuesta inmunitaria ya que se encargan de activar a los linfocitos B y a los linfocitos T citotóxicos.

Los Linfocitos T (tanto colaboradores como citotóxicos) son las células responsables de la respuesta inmunitaria adaptativa celular.

En el transcurso normal de una infección por un virus, los neutrófilos y los macrófagos son los primeros en reconocer y atacar el virus para intentar eliminarlo, de forma que lo ‘devoran’ y lo fragmentan. Las células NK inducen la muerte de las células infectadas. Todo esto es la respuesta inmunitaria innata.

Si el virus no puede ser eliminado, los macrófagos y las células dendríticas se desplazan hasta los nódulos linfáticos (órganos del sistema inmunitario) dónde presentan fragmentos pequeños del virus a las células-B y células-T CD4. Los fragmentos del VIH en la superficie de las células dendríticas actúan como banderas de emergencia que alertan a las células inmunitarias en el nódulo linfático de que existe una infección e inician las respuestas inmunitarias adaptativas frente al VIH. Entonces, las células-T CD4 se multiplican rápidamente y ayudan a activar más células-B y células-T CD8. Las células-B producirán anticuerpos específicos contra el virus y las células-T CD8 producirán sustancias químicas, de forma que conseguirán eliminar el virus de nuestro organismo.

En el caso del VIH, esta respuesta no se da de una forma normal ya que éste infecta a los linfocitos T colaboradores (células-T CD4) y a todos los fagocitos excepto a los neutrófilos. La característica común de las células que infecta el virus es la presencia de receptores CD4, esenciales en la presentación del antígeno (los pequeños fragmentos del virus) a los linfocitos T colaboradores por parte de los macrófagos y las células dendríticas. Cuando los macrófagos y células dendríticas presentan fragmentos del VIH en los nódulos linfáticos a las células-B y células-T CD4, estas últimas empiezan a multiplicarse por lo que se crean muchísimas células que van a ser atacadas por el VIH. Esto hace que a la larga haya muchas células-T CD4 infectadas y el sistema inmunitario sea incapaz de crear más células-T CD4 normales. A largo plazo esto genera un estado de descoordinación inmunitaria y, si no se frena por medio de la terapia antirretroviral, puede desembocar en una serie de enfermedades como consecuencia de la debilitación del sistema inmunitario, lo que se conoce como Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida, el sida.

¿Quieres saber más?

Fuente:Grupo de Estudio del Sida (GeSIDA) y Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA). Documento informativo sobre la infección por el VIH. 2017.

Aidsmap (Entidad certificada por The Information Standard, perteneciente al Servicio Nacional de Salud Británico [NHS]).

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