En los resultados de los análisis obtenemos el número total de glóbulos blancos o leucocitos, más la diferenciación de éstos entre neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos, basófilos. Y más allá, podemos saber cuantos linfocitos son CD3, CD4 o CD8. Conocer las cantidades en que estas células se encuentran en la sangre es fundamental para conocer el estado del sistema inmune, de una infección –por VIH o cualquier otro patógeno–, para comprobar la eficacia de los tratamientos, así como para detectar una posible toxicidad farmacológica.
Los leucocitos o “leucos” aparecen en números absolutos en la parte de las analíticas denominada “hemograma” (en el ejemplo: PERFIL HEMATOLÓGICO BÁSICO). Éste es el número total de glóbulos blancos hallados en la sangre. Los niveles normales de leucocitos son de 4.000 a 11. 000 por milímetro cúbico. En el ejemplo, ese día se encontraron 7.600, (expresados cómo 7,60 X 109 por litro). Un número excesivamente alto de leucocitos expresaría que el cuerpo está intentando impedir que prospere una infección. Por el contrario, un número muy pequeño podría significar que hay algún problema de producción en la médula ósea. La producción insuficiente de leucocitos da lugar a la condición que llamamos leucopenia (del griego penia: carencia, falta), esto supone una mayor vulnerabilidad del organismo a padecer enfermedades.
Más abajo, en el apartado RECUENTO DIFERENCIAL LEUCOCITARIO (o fórmula leucocitaria) podemos saber cuantos leucocitos hay de cada uno de los tipos. Los resultados suelen aparecer en porcentajes y también en números absolutos. Si sólo nos dan el tanto por ciento, para obtener el número absoluto bastará con aplicarlo a la cifra total de leucocitos. En el ejemplo, aparecen 21,4% de linfocitos entre los 7.600 leucocitos, lo que redondeando resulta en 1.630.
Los neutrófilos son los leucocitos más numerosos: aproximadamente de un 45% a un 75% de leucocitos suelen ser neutrófilos. Cuando hay muy pocos hablamos de neutropenia. Algunos fármacos antirretrovirales o para el tratamiento de enfermedades oportunistas pueden causarla.
Las elevaciones de monocitos , cuyo rango normal oscila entre el 2% y el 10% aproximadamente, advierten sobre la presencia de una infección. Los eosinófilos, por su parte, aumentan en número cuando estamos experimentando una alergia, cuando un parásito está proliferando o también, en algunos casos, por la propia acción del VIH. De los basófilos se sabe poco, pero sus elevaciones, por encima del 2%, se relacionan con alergias de la piel y el asma.
Los linfocitos o linfos son los segundos leucocitos (glóbulos blancos) más numerosos –de un 17% a un 55% aprox.– y pueden ser B, T o NK. En las analíticas podemos saber cuántas células T tenemos, es el marcador CD3. Todos los linfocitos T tienen receptores CD3. Las células T también nacen en la médula ósea pero maduran en una glándula llamada timo (de ahí la denominación T).
Las células T se dividen en tres grupos:
Células T cooperantes (también llamadas células CD4): ayudan a otras células a destruir los microorganismos infecciosos.
Células T supresoras (también llamadas células CD8): bloquean la actividad de otros linfocitos, impidiéndoles que destruyan el tejido sano.
Células T asesinas (también llamadas linfocitos T citotóxicos o CTL, son otra clase de células CD8): reconocen y eliminan las células anormales o infectadas.
Lo que más interesa contabilizar cuándo se tiene infección por VIH son los CD4 y los CD8.
Las células CD4:
Las células CD4 son las responsables de indicar a otras células del sistema inmunológico que deben combatir una infección en el cuerpo. Además son el principal objetivo de ataque del VIH que con el tiempo, puede provocar una reducción en el número de estas células. El sistema inmunológico dejará de responder adecuadamente si la cantidad de células CD4 es demasiado baja. Conocer la cantidad de células CD4 nos indica si el sistema inmunológico está sano y cómo se comporta en la lucha contra el VIH. El recuento de células CD4 también nos ayuda a calcular cuándo empezar o reiniciar el tratamiento antirretroviral.
Las personas con VIH tienden a mostrar recuentos de CD4 inferiores al de las personas sanas. Sabemos que por debajo de 200 copias de CD4 nuestro sistema inmune pierde la capacidad de responder eficazmente ante la presencia de gérmenes en nuestro organismo. Aunque no hay unanimidad al respecto, un recuento óptimo de CD4 estaría por encima de las 500 o 800 células dependiendo de cada persona.
Aunque siempre se dice la cantidad de CD4 que se tienen en números absolutos, en algunas analíticas –como es el caso del ejemplo- sólo vemos los porcentajes respecto al total de linfos. En realidad el tanto por ciento parece ser el dato más útil, pues el número total de linfocitos puede fluctuar con cierta facilidad, por ejemplo, según la hora del día, o de lo cansad@s que estemos, podemos obtener cifras distintas. Una bajada de CD4 en números absolutos, no significa necesariamente que el porcentaje se haya alterado
Las células CD8:
Las células CD8 o células supresoras, juegan un papel muy importante en la lucha contra las infecciones como la del VIH. Normalmente, una persona sana tiene entre 150 y 1.000 células CD8 por milímetro cúbico de sangre. A diferencia de lo que ocurre con las células CD4, las personas con VIH tienen una tendencia a mostrar un recuento de células CD8 mayor que el promedio. No sabemos a ciencia cierta el motivo de esto y por ello, casi nunca se usa este resultado de los análisis para tomar decisiones con relación al tratamiento.
Además es importante también tener en cuenta la evolución del cociente entre el CD4 y el CD8. El resultado ideal está por encima de 1, pues es deseable que haya casi el doble de células CD4 que CD8. Cuando la infección por VIH progresa sucede lo contrario: los CD4 descienden y aumentan los CD8, resultando cocientes inferiores a 1.
Fuentes: Aidsmap (Entidad certificada por The Information Standard, perteneciente al Servicio Nacional de Salud Británico [NHS]) y HIV-iBase (Entidad certificada por HONcode).
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