Transmisión de la tuberculosis

Las personas con tuberculosis activa –aquélla que el sistema inmunitario no ha sido capaz de controlar– en los pulmones puede transmitir la enfermedad a otras. La tuberculosis se propaga a través del aire cuando una persona con tuberculosis activa tose. Es necesario tener un contacto estrecho con la tuberculosis en un espacio cerrado para que exista un riesgo real de infección.

El equipo de NAM y gTt

Se considera que han estado en contacto estrecho las parejas de las personas con tuberculosis, personas que viven en la misma casa y los que la visitan con frecuencia.

Si te han diagnosticado tuberculosis, por lo general el personal de enfermería se encargará de que los contactos cercanos realicen también pruebas diagnósticas. Es poco probable que se puedan infectar, pero es importante contactar con ellas.

Una vez iniciado el tratamiento antituberculoso pronto dejarás de poder transmitir la infección. Mientras tanto, es importante cubrir la boca al toser y lavarte las manos después. Habla con tu enfermera o médico si te preocupa algún tema sobre la transmisión de la tuberculosis.

En raras ocasiones, la tuberculosis puede afectar a la laringe (la parte de la garganta que contiene las cuerdas vocales) y, en este caso, la tuberculosis activa puede propagarse al toser, chillar o estornudar. De forma ocasional, la tuberculosis se puede propagar a partir de heridas abiertas y úlceras.

Sin embargo, no todas las personas con tuberculosis activa en los pulmones pueden transmitir la enfermedad. Por otro lado, la tuberculosis que afecta a los huesos o los ganglios linfáticos no es infecciosa.

Una buena práctica en la atención de personas con VIH y tuberculosis es realizarla en habitaciones individuales (en lugar de en plantas) con “presión negativa”, de manera que el aire es aspirado de la habitación y expulsado fuera del edificio sin que pase al resto del hospital.

En aquellos lugares en los que no pueden tratarse los casos de tuberculosis en una habitación separada, el riesgo de transmisión de la bacteria se reduce manteniendo abiertas las ventanas tanto como sea posible, evitando que el aire pase al resto del hospital y utilizando lámparas ultravioletas, que matan los gérmenes causantes de la tuberculosis.

Si existe el riesgo de que un paciente de un hospital transmita la tuberculosis, quizá debería pedírsele que use una mascarilla, al igual que al personal sanitario que lo atiende y a sus visitas.

 

Fuente: Aidsmap (Entidad certificada por The Information Standard, perteneciente al Servicio Nacional de Salud Británico [NHS]).

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