Toxicidad hepática y exantema

La mayoría de los fármacos anti-VIH potencialmente pueden producir daño hepático, aunque éste se asocia principalmente a nevirapina (Viramune®) y más recientemente también a tipranavir (Aptivus®).

El equipo de gTt

Muchos fármacos anti-VIH puede afectar al hígado debido a que esa es la vía por la que el cuerpo los filtra. Por eso, los análisis de sangre de rutina deben incluir comprobaciones de la función hepática.

Ritonavir (Norvir®), entre los inhibidores de la proteasa, y nevirapina, entre los ITINN, están especialmente relacionados con la hepatotoxicidad. Varios estudios han mostrado que la toxicidad hepática puede ser similar entre nevirapina o efavirenz (Sustiva®, Stocrin®).

El nuevo inhibidor de la proteasa tipranavir (Aptivus®) también se ha asociado a toxicidad hepática en estudios. No se recomienda que lo tomen las personas con VIH y hepatitis B o C crónica a no ser que el beneficio supere los posibles riesgos.

Los siguientes factores pueden aumentar el riesgo de complicaciones hepáticas debido al tratamiento antirretroviral

  • Género: las mujeres son más proclives a sufrir problemas hepáticos causados por los antirretrovirales.
  • Hepatitis vírica: las hepatitis A, B o C (u otras enfermedades hepáticas).
  • Alto consumo de alcohol.
  • Uso de otros fármacos, incluidas las drogas recreativas, que son tóxicas para el hígado igual que lo es la terapia antirretroviral.

Normalmente, tu médico/a realiza análisis de la función hepática aprovechando los análisis de CD4 y de carga viral. Para aquellas personas que tengan hepatitis o lesión hepática previa se recomienda la realización de medición de niveles de fármaco en sangre (conocido como control terapéutico de fármacos o CTF) cuando se toman inhibidores de la proteasa o ITINN, ya que es probable que sea necesaria una reducción de dosis.

Cuando estás tomando antirretrovirales es importante informar a tu médico/a de cualquier efecto secundario, sobre todo si notas dolor abdominal, náuseas y vómitos, coloración amarilla de la piel y del blanco de los ojos.

Cuando se sospecha la existencia de hepatotoxicidad, normalmente se interrumpe la medicación para permitir al hígado un descanso y su vuelta a la normalidad. Cuando los análisis hepáticos vuelven a ser normales puede reiniciarse el tratamiento. A menudo es necesario realizar un cambio de combinación o una reducción de dosis para prevenir futuros problemas hepáticos.

Nevirapina

En el 2004, nuevas investigaciones realizadas demostraron que el riesgo de toxicidad hepática era distinto para hombres y mujeres y que el riesgo estaba también relacionado con el recuento de CD4 al iniciar el tratamiento.

Las mujeres que inician tratamiento por primera vez no debería tomar nevirapina si su recuento de CD4 supera las 250 células/mm3. Respecto a los hombres, no deberían tomarla si su recuento de CD4 supera las 400 células mm3.

Estos niveles de CD4 no se refieren a las personas que ya toman terapia combinada y que cambian uno de los fármacos por nevirapina. Tampoco se refieren a las mujeres embarazadas que emplean una dosis única de nevirapina como parte de un tratamiento de una semana para reducir el riesgo de transmisión del VIH al bebé.

Para aquellas personas que inician tratamiento con nevirapina es muy importante realizar un seguimiento estrecho (cada dos semanas) durante los dos primeros meses de terapia, ya que suele ser cuando empiezan a producirse los problemas hepáticos. La toxicidad hepática aún puede producirse al cabo de muchos meses y es posible que se vaya desarrollando con lentitud, por lo que también es conveniente realizar controles de rutina continuados después de estos dos primeros meses.

La nevirapina se toma en una pastilla (200 mg) una vez al día durante las dos primeras semanas.

Sólo si no tienes ninguno de los síntomas recogidos más adelante y tu función hepática se encuentra dentro de los niveles aceptables puedes aumentar la dosis a una pastilla (200 mg) dos veces al día. 

Deberían realizarse análisis de sangre cada dos semanas durante los dos primeros meses para controlar la función hepática, luego al final del tercer mes y después cada tres o cuatro meses si se encuentran dentro de la normalidad.

Durante estas primeras ocho semanas es muy importante que contactes enseguida con tu médico/a si notas alguno de los siguientes síntomas: 

  • Exantema
  • Ampollas en la piel – se precisa atención médica inmediata
  • Úlceras orales
  • Hinchazón facial o general
  • Fiebre
  • Síntomas gripales, dolor muscular o de articulaciones

Si aparece alguno de estos síntomas, tu médico/a realizará otro análisis de la función hepática.

Si los resultados no exceden el doble del límite normal, y dependiendo de la gravedad de los síntomas, se tomará la decisión de continuar o no con la nevirapina. Si decides continuar, deberás tener un control más estrecho para comprobar que los síntomas no progresan o que la función hepática no empeora.

Si en cualquier momento los análisis hepáticos superan cinco veces el límite de normalidad o si los síntomas leves empeoran debes interrumpir la nevirapina. Tu médico/a te indicará si debes dejar toda la combinación o sólo cambiar la nevirapina por otro fármaco.

Si tienes que dejar la nevirapina por estas razones, no podrás volver a tomarla en el futuro.

Referencia: A guide to avoiding & managing side effects de la asociación británica i-Base.

Suscríbete a los boletines

Utiliza este formulario para suscribirte en los diferentes boletines. Si tienes cualquier problema ponte en contacto con nosotros.

Al continuar, confirmas que has leído el aviso legal y aceptas la política de privacidad.

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD