Sin embargo, después del sexo y el enamoramiento ese que deslumbra comencé a notar en que su persona no era del todo sincera. Descubrí, entre otras cosas, relaciones que no me había comentado y algunas cosas que me hicieron desconfiar y vino el sobresalto que la realidad impone.
Un día mi esposa me dejó en el escritorio unas pruebas ginecólogas donde salía positivo de VPH (¿cómo era esto posible?) y allí comenzó mi calvario.
Esa noche no pude dormir y así estuve cerca de 1 semana: mi matrimonio en problemas, una bebé recién nacida en periodo de lactancia y yo con una fuerte duda de ser portador de sida. Fue una semana donde no pude trabajar ni concentrarme en nada, donde despertaba sudando y alterado hasta que decidí acudir al médico y realizarme los test.
El tiempo para recibir los resultados me pareció eterno, estuve dando vueltas como un zombi por las calles hasta que llegó la hora de buscar los resultados, que salieron negativos. No obstante, el doctor me dijo que debía repetírmelos 4 meses más tarde y gracias a Dios, todo salió bien.
Es increíble lo que nuestros impulsos nos llevan a hacer cegando nuestra conciencia convirtiéndonos por momentos en totales irresponsables. Puse en riesgo mi salud la de mi esposa y mi hija. Esta situación de mi vida la he compartido con mis hermanos, y amigos cercanos con la finalidad de que tomen siempre sus precauciones. Esto es algo para tomar muy en serio y que solo la actitud responsable nos puede ayudar a prevenir.