Empecé a tomar las pastillas 3 veces al día durante dos semanas. Hicieron que me sintiera mejor, con mayor apetito pero me brotaron muchos granitos a causa de estas pastillas, principalmente en el tórax, y me asusté. Después de estos síntomas adversos decidí ir a un dermatólogo, que me dijo que había hecho mal en consumir tantos corticoides juntos. Así fue que me mandó a hacerme más exámenes de rutina, entre ellos estaba la prueba ELISA y me asuste porque sé que no he tenido una vida tranquila, pero tampoco soy mala persona. Es así que me realicé los exámenes convenientes y salió lo que me temía: positivo en la prueba ELISA.
Me puse a llorar mucho y a culparme por la vida que había llevado, me sentí morir y que la vida para mí ya no tenía sentido… Me pregunté tantas veces por qué fui tan confiado con aquellas personas que juraban quererme, pero que solo pretendían acostarse conmigo y yo, tal vez por falta de cariño, aceptaba a tales intenciones, creyendo que así ellos se quedarían conmigo o por lo menos me hacía sentir querido. Lastimosamente no fue así, fallé tantas veces que los resultados se vieron reflejados en el examen ELISA.
Tuve mucho miedo y para entonces estaba con un chico como pareja. No solo me sentí culpable por mí mismo sino por lo que le podía pasar a este chico que estaba conmigo. Enseguida lo llamé y le conté los resultados. Él muy asustado vino a mi casa y me dijo que debía hacerme el siguiente examen, el Western Blot y yo con mucho miedo accedí a hacérmelo. Fueron los días más largos de espera. Cada día que pasaba era una eternidad y cada vez se agotaban más nuestras esperanzas de que saliera negativo. Yo le pedía perdón a mi enamorado por haberle metido en este problema. Él tenía toda una vida por delante y no se merecía esto.
En fin, llego el día del resultado y nuestra pequeña esperanza murió cuando conocimos el diagnóstico: Era seropositivo y me eché a llorar y a lamentarme tanto… Nunca había llorado tanto como aquel día. Mi pareja también lloró y a pesar del daño que le había hecho, siguió a mi lado, dándome fuerzas para seguir. Los doctores nos dijeron que todo estaría bien, que esta enfermedad no es mortal si la tratamos y que podríamos vivir el mismo tiempo que una persona sin el virus. No fue de mucho consuelo porque los dos aún estábamos en shock y aturdidos por la noticia.
Llegó la tarde y tan solo queríamos desaparecer de la faz de la Tierra. Él me dijo: “¿Y si nos matamos?”, fue una idea tonta que pasó por nuestras cabezas, pero era por culpa del desconocimiento que solo nos hacía pensar en morirnos. Al cabo de unos días tratamos de ser fuertes y buscar ayuda, tratamos de llenarnos de información para ver qué podíamos hacer.
Lastimosamente Internet tiene malas y buenas noticias que en la mayoría de casos no son ciertas. Llegamos a una ONG para tratarnos y recibir tratamiento. Los médicos y los psicólogos nos hicieron entender muchas cosas y nos dieron esperanzas de vida. Yo soy el primero que inició con los retrovirales y los primeros días fue muy fuerte. Las pastillas tienen síntomas adversos muy pero muy fuertes. No me daba ganas de salir de mi cama… Quería estar todo el día en casa durmiendo porque vomitaba con mucha frecuencia y me sentía mareado todo el día. Ya han pasado casi dos meses y sigo teniendo el apoyo de mi pareja.
Él aún no recibe tratamiento porque sus niveles de CD4 aún siguen altos y no es muy necesario que tome las pastillas por el momento. Mis síntomas han bajado pero aún sigo teniendo ciertas ganas de vomitar por las noches y en las mañanas despierto muy cansado. Los doctores me dicen que no lleve una vida sedentaria y que no me quede postrado en cama. Me recomiendan hacer ejercicios y seguir con mi vida normal como antes pero con mayores cuidados.
No sé qué hacer porque tengo miedo de que los síntomas nunca desaparezcan y mi percepción de la vida ha cambiado mucho. Mis metas ya no son las mismas, aunque mi novio trata de hacer cambiarme de idea y que siga con los ánimos de antes, pero eso es difícil. Lo que quisiera saber es si las personas que ya llevan años con el diagnóstico han podido mejorar su calidad de vida y dejar de lado todos estos síntomas que aún persisten en mí. Mi pareja y yo nos hemos proyectado mucho, vivir juntos, seguir con los negocios familiares y que ambos nos demos mejores esperanzas de vida. Pero mis síntomas me dejan muy agotado y a veces solo siento que soy una carga para mi enamorado y aunque él no me lo diga sé que a veces se cansa con la actitud que tengo.
Aparte de la ayuda que estoy buscando quiero ayudar también a otras personas y que tengan mayor conciencia en su salud y en cuidarse a la hora de tener relaciones sexuales. A veces uno por confiado deja de lado los preservativos y eso no nos hace malas personas pero si nos hace susceptibles.
También quiero decirles algo que mi pareja siempre me dice: “¡Jamás se sientan menos que nadie, no miren al piso y no callen por temor!” No se pueden violar nuestros derechos porque también somos humanos y tenemos sentimientos como cualquier otro. Yo quiero seguir luchando y las personas que se sientan desahuciadas busquen ayuda. Yo quiero seguir vivo. Es más, tengo la esperanza de que muy pronto se encontrará la cura para esto ¡¡y yo quiero estar vivo para presenciar tal acontecimiento!! Esta enfermedad me ha hecho más sensible con las personas y mucho más desconfiado. No podemos confiar en cualquier persona que nos diga que no tiene nada y nosotros aceptemos a tener relaciones sin protección.
Vamos chicos cuídense y que no nos gane la calentura. Un fuerte saludo para todos y espero que mi historia ayude en algo.
Saludos