Mi vida, desde que me contaron que tenía VIH, fue muy dura, ya que aquí en Cuba es obligatorio pasar por un régimen sanatorial donde tienes que estar encerrado por un largo tiempo, apartado de tu familia, de tus amigos y, en mi caso, de mi pareja (en ese momento tenía pareja). Fue algo triste, como si uno fuera un bicho raro. Sufrí mucho mucho, solo Dios sabe cuánto dolor existía en mi corazón, y más cuando veía a mi madre sufriendo por el dolor de verme en ese lugar y en ese encierro tan injustamente. Pero así son las cosas.
Hoy día, por fortuna, ya han cambiado las cosas para las personas que portamos este virus, al menos ya no tienen que tomar un régimen de medicación tan fuerte como el que siguieron muchos en otros tiempo, algo duro que quedó en mi mente y en mis pensamientos por toda una vida.
Soy gay y en estos momentos no tengo ninguna relación. Me resulta un poco complicado conocer una persona de mi misma condición. Sueño con ese día, que pueda llegar a encontrar el amor y ser muy feliz.
Les espero amigos, y nunca se rindan. Hay que continuar luchando.
Abrazos desde esta isla del Caribe.
