Infección por el VIH en Europa: la urgencia de diagnosticar antes

Si se quieren alcanzar los objetivos de la OMS para 2030 será necesario optimizar las estrategias diagnósticas

Francesc Martínez
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Actualmente el futuro a medio plazo con relación al VIH viene marcado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas para el año 2030, concretamente la meta 3 del Objetivo 3: poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles. Europa entra en la recta final hacia 2030 con una amenaza que puede frustrar el objetivo de acabar con la infección por el VIH como problema de salud pública: el diagnóstico tardío. Esta ha sido la principal conclusión del informe anual de la OMS sobre el área geográfica europea.

Casos en 2024

En 2024 se notificaron 105.922 nuevos diagnósticos de infección por el VIH en la Región Europea de la OMS. Más de la mitad (54%) se detectaron en fases avanzadas de la infección, cuando el sistema inmunitario está ya seriamente dañado (lo que se conoce como diagnósticos tardíos, con niveles de CD4 inferiores a 350 células/mm3). En la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo (UE/EEE) tuvieron lugar 24.164 diagnósticos, una tasa de 5,3 casos por cada 100 000 habitantes, de los cuales el 48% se consideran tardíos.

El impacto del retraso diagnóstico es doble. A nivel individual, aumenta el riesgo de desarrollar sida y de fallecer prematuramente (especialmente en aquellos países con sistemas sanitarios con menores recursos). A nivel colectivo, mantiene la transmisión del virus, porque quien no conoce su estado serológico no puede beneficiarse del papel preventivo del tratamiento antirretroviral, que suprime la carga viral y elimina la posibilidad de transmitir el virus a otras personas.

España en el mapa europeo del VIH

Los datos sitúan a España por encima de la media europea en lo que respecta a la incidencia de la infección por el VIH. En 2024 se notificaron 3.228 diagnósticos, lo que supone una tasa de 6,6 casos por cada 100.000 habitantes -que sería incluso algo superior si se tiene en cuenta el retraso de notificación, como indicamos en la pieza informativa publicada esta semana al respecto (véase La Noticia del Día 02/12/2025)-. Se trata de una tasa de diagnósticos claramente superior al promedio de 5,3 de la UE/EEE. Esta tasa de diagnósticos sigue siendo notable, aunque la tendencia a largo plazo refleja un descenso respecto a hace una década.

En cuanto a las vías de transmisión, el patrón español se alinea con el europeo: la transmisión sexual es claramente dominante. Al examinar el conjunto de la UE/EEE, el 48,3% de los diagnósticos con modo de transmisión conocido se atribuyen a relaciones entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH), mientras que la transmisión heterosexual supone en torno al 45–46% y la inyección de drogas un 4,7%. En España, los datos de tablas específicas muestran que la transmisión entre GBHSH concentra una parte importante de los nuevos diagnósticos, pero también que los casos vinculados a relaciones heterosexuales representan un porcentaje creciente respecto a años previos, reflejando una diversificación de la epidemia.

La migración

Un aspecto clave es el de la migración. En el conjunto de la UE/EEE, casi la mitad (47,2%) de los nuevos diagnósticos se dan en personas nacidas fuera del país donde se diagnostican. En España el 53,7% de los nuevos diagnósticos se registraron en personas cuyo país de origen no era España. Esta proporción ha aumentado de forma constante en la última década.

Donde existen más sombras es en la medición del diagnóstico tardío. El informe europeo señala que, para muchos análisis detallados de CD4 y retraso diagnóstico, en muchos casos se carece de esta información crítica. Esto significa que no se puede calcular con precisión qué porcentaje de diagnósticos son tardíos, un vacío preocupante en un contexto donde el retraso diagnóstico es uno de los indicadores centrales para orientar las políticas.

Los que van por delante y los que se quedan atrás

La fotografía comparada dentro de Europa pone de manifiesto diferencias muy marcadas entre países. En el extremo más preocupante, varios estados registran más de un 60% de diagnósticos tardíos entre las personas con datos disponibles. Entre ellos destacan, dentro de la UE/EEE, Croacia (68,3%), Suecia (66,7%), Bulgaria (63,1%) y Rumanía (62,3%). Fuera de la UE/EEE, la situación es aún más dramática en algunos contextos: Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, República de Moldavia, Ucrania o Serbia superan igualmente ese umbral del 60%.

En el otro extremo, hay países que demuestran que es posible reducir de manera sostenida el diagnóstico tardío. Finlandia presenta el porcentaje más bajo de Europa, con solo un 26,9% de diagnósticos tardíos, y Chipre se sitúa en torno al 40,7%. Estos ejemplos suelen coincidir con sistemas sanitarios donde el test del VIH está más normalizado en atención primaria, se integra en chequeos rutinarios, se ofrece de manera sistemática en contextos de mayor riesgo y se han reforzado las opciones de tests en entornos comunitarios y autotest.

Datos sobre el sida

Otra dimensión clave es la evolución de los casos de sida. En la UE/EEE se notificaron 2.215 diagnósticos de sida en 2024 (0,7 casos por cada 100.000 habitantes), con los índices más altos en Letonia (2,4 casos por cada 100.000 habitantes) y Portugal (1,8 casos por cada 100.000 habitantes). Aunque la tasa de sida ha disminuido un 30% en la última década, esta caída no es uniforme y la persistencia de casos avanzados muestra que el sistema sigue llegando tarde a demasiadas personas.

El informe también refleja luces importantes: cuando se diagnostica, la mayoría de las personas se conecta relativamente rápido al seguimiento médico. En la UE/EEE, el 53,6% de quienes tienen datos disponibles fueron vinculados al sistema sanitario en los cuatro días siguientes al diagnóstico, y el 97% lo hizo en los tres primeros meses. Es decir, el principal cuello de botella no es tanto el acceso al seguimiento médico como el acceso al test y la eliminación de barreras para hacerse la prueba de forma precoz.

El mensaje de fondo del análisis europeo es claro: el objetivo 2030 sigue siendo alcanzable, pero solo si los países actúan de forma decidida para cerrar la brecha del diagnóstico tardío. Eso implica normalizar la prueba en atención primaria, ampliar las estrategias comunitarias y de autotest, mejorar la recogida de datos y abordar de frente el estigma y la discriminación que siguen alejando a muchas personas de un simple análisis que puede marcar la diferencia tanto en la salud individual como en la poblacional.

Fuente: Elaboración propia (gTt).

Referencia: European Centre for Disease Prevention and Control. 2025 Annual HIV Report [Internet]. Stockholm: ECDC; 2025 [cited 2025/12/02]. Available from: https://www.ecdc.europa.eu/sites/default/files/documents/2025-Annual_HIV_Report.pdf



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