AASLD 2025: Semaglutida mejora diversos indicadores de salud cardiovascular en personas con el VIH e hígado graso

Dichas mejoras serían independientes de su acción sobre el control del peso o de la diabetes

Francesc Martínez
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Nuevos datos presentados en el Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés), celebrado la semana pasada en Washington DC (EE UU), muestran cómo un fármaco ya conocido por su utilidad en diabetes y obesidad, semaglutida (Ozempic®, Wegovy®), podría ofrecer beneficios relevantes para mejorar biomarcadores de riesgo cardiovascular en personas con el VIH que presentan enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), antes denominada enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) y frecuentemente conocida como hígado graso.

La investigación, un subestudio del ensayo clínico de fase II SLIM LIVER —realizado en EE UU durante seis meses y centrado en personas con el VIH en tratamiento antirretroviral estable (véase La Noticia del Día 30/04/2025)— explora hasta qué punto este fármaco resulta útil en el control precoz de parámetros biológicos relacionados con inflamación, lípidos y salud metabólica.

Hígado graso en personas con el VIH: una necesidad creciente de intervenciones eficaces

El hígado graso constituye uno de los grandes retos en salud pública debido a su rápida expansión vinculada a obesidad, resistencia a la insulina y otros trastornos metabólicos. Su forma más avanzada, la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH, en sus siglas en inglés) puede progresar hacia fibrosis, cirrosis o incluso cáncer hepático. Aunque afecta a un tercio de la población estadounidense, tiene un impacto especialmente marcado entre las personas con el VIH, con tasas más elevadas de afectación hepática que la población general y una evolución generalmente más acelerada.

En este contexto, SLIM LIVER representa un ensayo pionero al evaluar semaglutida específicamente en población con VIH y MASLD. Las personas participantes, todas ellas con al menos un 5 % de grasa hepática determinada por resonancia magnética y con factores de riesgo cardiovascular adicionales (resistencia a la insulina, prediabetes o perímetro abdominal elevado), se autoadministraron inyecciones semanales de semaglutida durante medio año. La mayoría de los participantes seguía regímenes antirretrovirales basados en inhibidores de la integrasa.

Semaglutida

Semaglutida, un agonista del receptor GLP-1, actúa reduciendo el apetito, modulando la secreción de insulina y retrasando el vaciamiento gástrico, además de ejercer efectos antiinflamatorios. Estas propiedades explican su uso tanto en diabetes mellitus de tipo 2 como en obesidad y justifican su reciente autorización acelerada en EE. UU. para el tratamiento de la MASH.

Los resultados principales del ensayo, ya publicados previamente, mostraron una reducción media del 31 % en la grasa hepática y la resolución completa de MASLD en más de una cuarta parte de los participantes tras seis meses de tratamiento. También se observaron descensos significativos en el peso corporal, la circunferencia de cintura y parámetros como la resistencia a la insulina, la glucemia y los triglicéridos. Además, análisis paralelos han apuntado a potenciales mejoras en envejecimiento epigenético, salud cognitiva, microbiota intestinal y consumo de alcohol.

Cambios lipídicos y reducción de inflamación: un posible mecanismo independiente del peso

La nueva presentación realizada en el presente encuentro profundiza en el impacto de semaglutida sobre los biomarcadores de riesgo cardiovascular mediante un análisis secundario del ensayo. Para ello, se examinaron perfiles lipidómicos, lipoproteicos y glicoproteicos de 36 participantes que habían perdido al menos 2Kg de peso. En este subgrupo, con una mediana de la edad de 52 años, predominaban los hombres y había una representación relevante de personas de etnias latinoamericana y negra.

El tratamiento con semaglutida se asoció con descensos claros en los niveles de triglicéridos y diglicéridos —sobre todo en sus formas poliinsaturadas— y en esfingomielinas, lípidos relacionados tanto con el metabolismo hepático como con la salud de las membranas celulares. También disminuyeron diversas variantes de lipoproteínas vinculadas al riesgo cardiovascular. Por el contrario, ciertos ácidos biliares y fosfatidilcolinas aumentaron, lo que podría reflejar ajustes metabólicos adaptativos en el hígado.

Un aspecto destacado del estudio fue la evaluación de GlycA y GlycB, dos biomarcadores indicadores de inflamación sistémica. Entre quienes tenían estos parámetros elevados al inicio, más de la mitad experimentó reducciones notables, e incluso normalización en un porcentaje significativo. Las variaciones en GlycA se correlacionaron con cambios en la concentración de interleucina-6, un mediador inflamatorio clave, mientras que las alteraciones en glicoproteínas se relacionaron con los cambios en los niveles de leptina, hormona vinculada a la masa grasa y al metabolismo energético.

De forma particularmente interesante, las mejoras observadas en lipoproteínas y glicoproteínas no se asociaron de manera directa con la pérdida de peso ni con cambios en la grasa hepática o la resistencia a la insulina. Esto sugiere la presencia de mecanismos independientes o complementarios mediante los cuales la semaglutida podría modular el riesgo cardiovascular en esta población, más allá de sus efectos metabólicos clásicos.

Un avance prometedor que requiere confirmación en estudios más amplios

El hígado graso está ganando reconocimiento como una de las principales causas de morbilidad entre las personas con el VIH. Por este motivo, hallar estrategias terapéuticas capaces de reducir su progresión y sus complicaciones asociadas es una prioridad creciente en la investigación clínica. Aunque los datos del presente subestudio de SLIM LIVER son preliminares y se basan en un tamaño muestral reducido, ofrecen una fotografía alentadora: semaglutida no solo mejora la salud hepática, sino que podría influir favorablemente en perfiles inflamatorios y de riesgo cardiovascular, dos áreas críticas en esta población.

Los investigadores recalcan que serán necesarios ensayos más extensos, con mayor seguimiento, para confirmar el impacto real de los presentes hallazgos sobre la reducción efectiva de eventos cardiovasculares. No obstante, el presente estudio podría constituir un paso importante hacia la comprensión de cómo los agonistas GLP-1 pueden integrarse en el manejo integral de las comorbilidades metabólicas en personas con el VIH e hígado graso.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).

Referencia: Lake JE, et al. Semaglutide Improves Markers of Cardiovascular Risk in People with HIV: The SLIM LIVER Study. Poster presented at: The Liver Meeting 2025; November 10, 2025; Washington (DC).



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