Es cierto que sería muy importante para quienes trabajamos apoyando a las personas con VIH poder contactar con muchos de ell@s; por ejemplo, hay un chico que no sigue su medicación de forma regular: la experiencia adquirida en los nueve años que llevo apoyando a est@s amig@s, me permitiría apoyarlo en la toma de conciencia del daño que se está haciendo; de la discriminación que por ahí uno vive, también compartirla y lo que hacemos nosotr@s, tendiéndoles nuestras manos como buenos cristianos, prestándoles apoyo con especialistas, especialmente dermatólogos que es lo más recurrente.
Sentimos el dolor que sienten cuando les afecta una descompensación, cuando tenemos que estar más de tres horas esperando que l@s atiendan en el recinto hospitalario, cuando tenemos que vivir el mal trago de verl@s suplicar para que el médico designado para ell@s se atreva a atenderl@s justo cuando ese profesional sabiendo que tiene días asignados para dedicarlos a atender a estos pacientes se tome horas en urgencia y deje de lado a las personas con VIH.
También compartir cómo nuestra sociedad cínica e hipócrita también nos margina por la sola razón de estar prestando nuestro apoyo al portador, en esos momentos críticos en los que más necesita el cariño, la comprensión, el amor y la solidaridad.
Felicidades por este paso.
