Los anticoagulantes reducirían la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19

Sin embargo, es importante valorar su uso caso a caso, ya que en personas con determinadas comorbilidades con riesgo de hemorragias el uso de anticoagulantes sería contraproducente

Francesc Martínez
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Un estudio estadounidense publicado en Journal of the American College of Cardiology ha concluido que las personas con la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019) hospitalizadas que recibieron anticoagulantes por vía sistémica presentaron menores tasas de mortalidad que aquellos que no recibieron dicho tratamiento. Estos hallazgos ayudarán a que las terapias para el manejo de la COVID-19 sigan mejorando y las tasas de mortalidad de quienes la padecen disminuyan.

Las complicaciones derivadas de la coagulación –de tipo trombótico- son graves y, según se puede ir averiguando a medida que se publican datos clínicos, bastante frecuentes en personas con la COVID-19. Se especula que muchos de los fallecimientos asociados a esta patología tienen su origen en trombosis, lo que ha llevado a diversos hospitales a incluir terapia anticoagulante en los pacientes hospitalizados con COVID-19.

Para verificar la eficacia de esta intervención, los autores del presente estudio analizaron los datos de 2.773 pacientes hospitalizados con COVID-19 en un hospital de Nueva York (EE UU) entre el 14 de marzo y el 11 de abril.

Los tipos de anticoagulación sistémica utilizados en el estudio incluyeron tanto fármacos de administración oral como inyectables por vía subcutánea o intravenosa. Los datos de los participantes fueron ajustados por sexo, edad, índice de masa corporal, etnia e historial de uso de anticoagulantes antes de la hospitalización. También se ajustaron los resultados en función de si los participantes tenían historial de hipertensión, insuficiencia cardíaca, diabetes mellitus de tipo 2 y/o fibrilación auricular.

El 28% de los participantes recibieron anticoagulantes durante una mediana de tres días, con una mediana de tiempo de hospitalización de 5 días.

La mortalidad intrahospitalaria fue del 22,5% entre quienes recibieron anticoagulantes y del 22,8% entre quienes no recibieron dicho tratamiento. La mediana de la supervivencia fue de 21 días entre las personas tratadas con terapia anticoagulante y de 14 días entre las no tratadas con dicha terapia.

Los pacientes tratados con anticoagulantes presentaron una mayor probabilidad de precisar ventilación mecánica invasiva que quienes no recibieron dicha terapia (29,8% y 8,1%; respectivamente; p <0,001). Ello no tendría por qué llevarnos a la idea de que los anticoagulantes incrementan el riesgo de precisar ventilación mecánica, ya que también podría ser que los médicos prescribieran anticoagulantes a aquellos pacientes cuyo estado fuera más grave.

Entre quienes precisaron ventilación mecánica, la mortalidad intrahospitalaria fue del 29,1% entre quienes recibían anticoagulantes y del 62,7% entre quienes no recibieron dicha terapia. Dentro de este mismo grupo, la mediana de la supervivencia fue de 21 días entre quienes recibieron anticoagulantes y de 9 días entre quienes no los recibieron.

El análisis multivariable concluyó que el uso de terapia anticoagulante se asoció significativamente a una reducción de la mortalidad (cociente de riesgos instantáneos [HR] por día de hospitalización: 0,86; intervalo de confianza del 95% [0,82-0,89]; p <0,05)

El 3% de quienes recibieron anticoagulantes y el 1,9% de aquellos que no los recibieron experimentaron problemas de tipo hemorrágico (diferencia no estadísticamente significativa). Los pacientes que recibieron ventilación mecánica presentaron una mayor probabilidad de presentar hemorragias que quienes no precisaron de este tipo de intervención (7,5% y 1,35%; respectivamente).

Los resultados del presente estudio apuntan hacia un papel importante del uso de anticoagulantes en el manejo de pacientes hospitalizados con COVID-19. Cuando una intervención logra descensos de la mortalidad –que es el parámetro de resultado más importante en Medicina- suele ser poco discutible su introducción en los protocolos de manejo de una patología.

Sin embargo, para ganar en consistencia, los presentes resultados deberán ser confirmados por otros estudios –especialmente por aquellos con distribución aleatoria de los pacientes-, ya que la naturaleza observacional de la presente investigación suele prestarse a la concurrencia de diversos factores de confusión que podrían haber tenido un papel relevante en el análisis.

Por otro lado, los investigadores apuntan que determinadas comorbilidades pueden estar asociadas a un mayor riesgo de sangrado, por lo que es importante que la decisión sobre si usar o no terapia anticoagulante se tome de forma individualizada en función de las características de cada paciente.

Fuente: Healio / HIV iBase / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Paranjpe I et al. Association of treatment dose anticoagulation with in-hospital survival among hospitalized patients with COVID-19. Journal of the American College of Cardiology, DOI: 10.1016/j.jacc.2020.05.001 (May 2020).

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