Una candidata a vacuna experimental administrada en dos partes no pudo prevenir la infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) en un estudio de fase 1/2. Esta es la principal conclusión de un estudio estadounidense presentado en la Semana de las Enfermedades Infecciosas (IDWeek 2019) que se celebró a principios de octubre en Washington DC (EE UU).
El tratamiento exitoso de la hepatitis C reduce las nuevas infecciones, puesto que las personas curadas del virus hepático ya no pueden transmitirlo. No obstante, a pesar de una mejora drástica en la tasa de curación desde la llegada de los antivirales de acción directa (AAD) frente al VHC, muchos expertos consideran que el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de eliminar la hepatitis C como una amenaza para la salud pública mundial para el año 2030 solo se podrá lograr con una vacuna. Sin embargo, los esfuerzos para desarrollar una vacuna eficaz frente al VHC se han visto obstaculizados por varios desafíos, incluida la alta variabilidad viral y una inmunidad natural incompleta.
Alrededor de una cuarta parte de las personas con infección aguda por el VHC pueden eliminar el virus espontáneamente sin tratamiento, mientras que en el resto se desarrolla una infección crónica a partir de los seis meses desde la infección. A diferencia de las hepatitis A y B, las personas que eliminan la hepatitis C de forma natural o se curan con regímenes basados en AAD pueden reinfectarse de nuevo. No obstante, aquellas que se reinfectan tienen una carga viral del VHC más baja. Asimismo, los investigadores señalan que, con cada reinfección posterior, la magnitud y amplitud de las respuestas de células T aumentan, así como la probabilidad de eliminación espontánea.
Durante la IDWeek, un equipo de investigadores estadounidenses presentó los resultados de un estudio clínico de fase 1/2 (NCT01436357), doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo, que analizó una pauta de vacunación secuencial compuesta por una vacuna principal y vacuna de refuerzo para la prevención del VHC.
El régimen de vacunación comprendió una vacuna principal con un vector adenovirus 3 de chimpancé recombinante (conocida como AdCh3NSmut1), seguida de una vacuna potenciadora con un vector de virus Vaccinia Ankara modificada recombinante (MVA-NSMut HCV) –véase La Noticia del Día 23/09/16 –, ambas diseñadas genéticamente para codificar proteínas no estructurales del genotipo 1b del VHC.
El estudio incluyó a 455 participantes de entre 18 y 45 años que estaban en riesgo de adquirir el VHC a través de prácticas de riesgos asociadas al uso de drogas inyectables. Casi el 80% eran hombres y alrededor del 60% eran blancos. Los participantes se inscribieron en la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, la Universidad de California en San Francisco y la Universidad de Nuevo México todos ellas en EE UU.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir el régimen de vacunación doble o las inyecciones de placebo administradas al comienzo del estudio y ocho semanas después. Los investigadores monitorizaron la seguridad de la candidata a vacuna, la inmunogenicidad (capacidad de estimular las respuestas inmunitarias) y la capacidad de prevenir la infección crónica por el VHC.
La incidencia general de infección por el VHC después de seis meses de seguimiento fue de 13 casos por cada 100 persona-años. Los investigadores señalaron que la incidencia fue más baja de lo esperado, probablemente porque los participantes del estudio en ambos brazos recibieron asesoramiento y referencias a programas de intercambio de jeringuillas, tratamiento para las adicciones y otros servicios de reducción de daños.
Sin embargo, el estudio no encontró diferencias entre los brazos de vacuna y placebo en la probabilidad de desarrollar infección crónica, con 14 casos en ambos grupos.
Los investigadores revelaron que los participantes del estudio que recibieron el régimen de vacunación en dos partes –una vacuna principal y otra de refuerzo– no tenían menos probabilidades de desarrollar infección crónica que aquellos que recibieron placebo, pero sí obtuvieron respuestas inmunitarias más robustas frente al VHC. Entre los participantes que recibieron la vacuna activa, el 78% generó respuestas de células T a, como mínimo, uno de los antígenos de VHC codificados. Y las personas que se infectaron en este grupo tuvieron una carga viral pico del VHC más baja, en promedio.
La combinación de la vacuna fue generalmente segura y bien tolerada . La mayoría de personas que recibieron la vacuna activa experimentaron acontecimientos adversos en comparación con los receptores de placebo (81% frente a 59%), principalmente atribuibles a reacciones en el lugar de la inyección, pero no revistieron gravedad.
La candidata a vacuna provocó respuestas inmunitarias robustas sin problemas seguridad evidentes, sin embargo, no proporcionó protección frente a la infección crónica por el VHC.
El equipo de investigadores concluye señalando que este estudio demuestra que es viable realizar investigaciones rigurosas de vacunas entre las personas que se inyectan drogas.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH ).
Referencia: Cox A et al. A randomized, double-blind, placebo-controlled efficacy trial of a vaccine to prevent chronic hepatitis C virus infection in an at-risk population. IDWeek, Washington, DC, abstract LB10, 2019.
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