Las personas que toman terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) con bastante frecuencia toman al mismo tiempo medicamentos para tratar otras afecciones y que podrían interactuar con el tratamiento para el VIH. Informar al profesional médico de la toma concomitante de cualquier otro agente es de vital importancia a la hora de evitar posibles interacciones medicamentosas que pudieran poner en riesgo la salud de los pacientes. Ésta es la conclusión a la que llegó un estudio presentado la semana pasada en el X Congreso Nacional sobre el SIDA celebrado en San Sebastián (España).
El objetivo del estudio, que se llevó a cabo en el Hospital del Mar en Barcelona, fue documentar la frecuencia de uso de otros medicamentos utilizados por personas con VIH que toman TARGA y el nivel de conocimiento que los pacientes tienen sobre los posibles riesgos de interacciones. Por otro lado, el estudio evaluó también el nivel de información del médico sobre los fármacos distintos a los del VIH que toman sus pacientes.
Durante el año 2006, los investigadores entrevistaron a personas con VIH que habían sido seleccionadas de forma aleatoria. La encuesta fue diseñada por un médico no relacionado directamente con la atención del paciente.
De las 200 personas que respondieron al cuestionario, un 70% eran hombres. La edad media fue de 43,1 años, y en cuanto a las vías de transmisión, un 37% respondía al uso de drogas inyectables, un 33% eran hombres que practican sexo con hombres y un 30% por prácticas heterosexuales. Un 19% de las personas tenía un nivel educativo alto.
Respecto a la terapia antirretroviral de los participantes, un 37% estaba tomando un tratamiento basado en inhibidores de la proteasa, un 57%, en no análogos de nucleósido y el 6% restante, en análogos de nucleósido. Del total de las personas entrevistadas, un 46% aseguró tomar fármacos no relacionados con el VIH, este porcentaje aumentó hasta el 58% al incluir las terapias alternativas.
Por lo que respecta al tipo de medicamento que estaban tomando, un 26,6% informó de tomar antiinflamatorios no esteroideos (AINES); un 1,5% utilizaba anticonceptivos; un 29,6% empleaba psicótropos; un 3,7% hacía uso de fármacos para la disfunción eréctil; un 18,6%, antiácidos, de los que un 12% utilizaba inhibidores de la bomba de protones; y, finalmente, un 23% tomaba terapias alternativas.
Por su parte, los médicos documentaron el uso de AINES en un 2,2%; el de psicótropos en un 7,4%; el de antiácidos en un 3%; y un 0% en el uso de otros grupos farmacológicos. Cabe destacar que sólo el 52,6% de las personas conocía el riesgo potencial de interacciones.
El equipo de investigadores concluye que el uso de fármacos no relacionados con la terapia antirretroviral es frecuente en personas con VIH, pese al potencial riesgo de interacciones. No obstante, aproximadamente la mitad de los individuos entrevistados son conscientes de este riesgo y sólo una minoría de estos tratamientos está bien documentado en la historia clínica.
Este estudio pone de manifiesto la falta de comunicación entre el especialista y las personas con VIH que asisten regularmente a la cita médica sobre el uso de medicamentos que podrían tener una posible interacción con el tratamiento antirretroviral.
Fuente: Elaboración propia.
Referencia: Guelar, A et alii. Uso de fármacos con potencial interacción con la terapia antiretroviral ¿Existe comunicación entre médicos y pacientes? Hospital del Mar, Barcelona. X Congreso Nacional sobre el SIDA, San Sebastián, 6-8 de junio de 2007, abstract CO6.3
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