Cada sociedad, en cualquier momento histórico, ha definido su orden moral-sexual que normaliza y rige la sexualidad permitida, marginando al resto de las sexualidades ‘no normativas’ al ostracismo.
Y es que no es lo mismo que tus preferencias, expresiones o deseos sexuales se aprueben o acepten en un momento dado por la sociedad, que estos mismos sean cuestionados, penalizados o juzgados, ya sea por razones religiosas, sanitarias, éticas o culturales.
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