Según un estudio realizado con dos cohortes estadounidenses, presentado en la conferencia IDWeek 2017, llevada a cabo recientemente en San Diego (EE UU), la pérdida de audición se relacionaría con una peor calidad de vida en las personas que viven con el VIH en comparación con aquellas sin el virus.
Pese a que las diferencias no lograron alcanzar significación estadística, los investigadores recomiendan la evaluación de la audición en personas con el VIH de media edad y el inicio temprano del tratamiento para evitar el posible deterioro posterior en la calidad de vida. Se trata del primer estudio que analiza de manera objetiva el impacto del deterioro auditivo sobre la calidad de vida en personas con el VIH.
En estudios previos llevados a cabo con hombres con y sin el VIH integrantes del Estudio Multicéntrico de Cohorte del Sida (MACS) de Baltimore/Washington DC y mujeres con y sin el VIH del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS) de Washington DC, ya se observó que las personas con el VIH presentarían un mayor riesgo de experimentar pérdida de audición que la población general (Véase La Noticia del Día 19-01-2015).
En esta ocasión, con el fin de investigar el impacto de la pérdida de audición sobre la calidad de vida se realizó un nuevo estudio con las personas integrantes de las mismas cohortes. Ambas cohortes son estudios observacionales en curso y mientras que la primera está integrada por hombres gais y hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) con el VIH o en riesgo de adquirirlo, WIHS está formada por mujeres con el virus o en riesgo de adquirirlo.
El grupo de estudio estaba formado por 248 hombres, 112 (el 45%) de ellos con el VIH y 136 (el 55%) sin el virus. Del total de 127 mujeres participantes, 101 (el 80%) tenían el VIH y 26 (el 20%) no. La edad promedio entre las personas con el VIH fue de 51,4 años y de 57 años en el grupo sin el virus. Las proporciones de las personas de etnia negra de cada grupo fueron de 67,6% y 26,5 %, respectivamente.
Para establecer la capacidad auditiva, los investigadores midieron los umbrales de audición de los participantes entre frecuencias auditivas de 250Hz y 8.000Hz. Así, se realizaron dos análisis audiométricos: el promedio de tonos puros de frecuencia baja (LPTA, en sus siglas en inglés), con mediciones a 250, 500, 1.000 y 2.000 Hz y el promedio de tonos puros de frecuencia alta (HPTA, en sus siglas en inglés), con mediciones a 3.000, 4.000, 6.000 y 8.000 Hz.
A los 18 meses de las pruebas auditivas, los investigadores evaluaron la calidad de vida a través de la versión reducida del cuestionario de salud (denominado SF-36) donde calculó la mediana de las variables referentes a la salud física y mental en la cohorte formada por hombres. En el grupo de mujeres se utilizó el cuestionario MOS que explora nueve dominios en referencia a la calidad de vida.
Tanto en las personas con el VIH como en las no infectadas, el promedio de tonos puros de frecuencia baja fue de 12,5 puntos, mientras que el promedio más bajo de tonos puros de frecuencia alta fue menor en el grupo de personas con el VIH (16,25 frente a 20). En relación a las puntuaciones sobre la calidad de vida fueron algo menores en hombres y mujeres con el VIH en comparación con las personas sin la infección (mediana de puntuación sobre salud mental en hombres con o sin el VIH: 53,07 y 56,40; respectivamente; salud física en hombres con o sin el VIH: 51,64 y 53,17; respectivamente y mediana de puntuaciones de calidad de vida en mujeres con o sin el VIH: 77,68 y 84,49; respectivamente).
Tras ajustar diferentes variables (edad, etnia y estado serológico) no se observó una relación significativa entre infección por el VIH y una menor calidad de vida en mujeres (cociente de probabilidades [CP]: -3,43; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: -12,24 a 6,50; p= 0,48). Del mismo modo, tampoco se halló una menor calidad de salud física en hombres en función del estado serológico (CP: -1,34; [IC95%]: -5,22 a 0,66, p= 0,23) o una peor salud mental (CP: -2,06; [IC95%]: -4,23 a 0,79, p= 0,16).
En el análisis de posibles factores de confusión, se observó que ni los niveles de CD4, ni la carga viral, ni el hecho de haber sido diagnosticado de sida, ni el tiempo acumulado de tratamiento antirretroviral se asociaron a una mayor pérdida de la capacidad auditiva.
Tanto en las mujeres con el VIH como en las que no tenían el virus se observó una tendencia entre el promedio más bajo de tonos puros de frecuencia baja y una peor calidad de vida (CP: -0,7, [IC95%]: -1, 83 a 0,05, p= 0,07). Sin embargo, en las puntuaciones promedio más bajas de los tonos puros de alta frecuencia no se observó esta tendencia.
En el grupo de hombres, cada 10 años adicionales de edad se relacionaron con una mejor calidad de vida mental (CP: 3,63, [IC95%]: 1, 16 a 0,05, p= 0,07). Sin embargo, aunque de manera no significativa, la edad se relacionó con una peor salud física (CP: -1,21, [IC95%]: -3, 22 a 0,48, p= 0,18). Para el total de las mujeres la asociación entre cada 10 años adicionales y calidad de vida tendió a ser negativa (CP: -2,53, [IC95%]: -7, 67 a 2,25, p= 0,29).
Pese a que los resultados del presente estudio no hallaron una relación significativa entre pérdida de audición y calidad de vida, el grupo de expertos recomienda evaluar la audición de las personas con el VIH y el inicio temprano del tratamiento para compensar la posible disminución posterior de la calidad de vida.
Fuente: Natap/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Torre P., Duong N., Gayle MA; et al. Hearing Loss and Quality of Life (QOL) among Human Immunodeficiency Virus (HIV)-Infected and Uninfected Adults. J AIDS Clin Res. 2016 Dec;7(12). pii: 645. doi: 10.4172/2155-6113.1000645. Epub 2016 Dec 19.
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