Tengo metas y sueños por cumplir

Carlos

Jamás imaginé que algo malo pasaría, me empeñé en mis estudios y en mi relación, tanto, que no le puse importancia a mi salud. Al paso de unos meses, mi aspecto físico estaba muy mal, me veía frente al espejo y me salían lágrimas de los ojos: era de miedo. Algo en mí me decía que era muy grave lo que me pasaba. El VIH. Tuve muchas oportunidades de hacerme la prueba rápida, pero me aferraba a que todo estaba bien, tenía sueños raros. Soñaba con un hombre sentado en una silla de aspecto muy delgado, tenía la piel pegada a los huesos, jamás pude verle el rostro, solo recuerdo que entré en un cuarto con él y me llamó para que yo me sentara en sus piernas y me abrazara. Pasaron los días y mamá comenzó a preocuparse, siempre me molestaba.

Terminé la carrera técnica y comencé a dar mi servicio social y fue allí donde me convencieron de hacerme la prueba. Me la hice, tenía miedo, mucho miedo. Ese día, recuerdo que el doctor entró al servicio y me llevó a una sala para estar solos y me dijo que la prueba había dado positivo al VIH. Me llené de miedo, todos mis proyectos se vinieron abajo, estuve en depresión, no quería vivir más.

Hacía falta el paso más importante. Mis padres tenían que saber, yo era aún menor de edad y necesitaban saber de mi estado para iniciar un tratamiento. No quería que ellos se enteraran porque los iba a defraudar. No quería que ellos se avergonzaran de mí. Fue el paso más importante. Mi padre fue el primero en saberlo, y después, mi madre. Fueron los momentos más tristes, más dolorosos, esas lágrimas quedaron en mi mente.

La depresión no me dejaba avanzar, me pasaba la vida encerrado, tomando medicamentos. Mi cuerpo no los toleraba, los vomitaba. Pasaron 5 meses e inicié el tratamiento con antirretrovirales. Nunca me ha gustado recibir apoyo de psicólogos. Yo solo logré salir de la depresión y empecé a cuidarme. En menos de 2 meses subí de peso, mi apariencia física comenzó a cambiar y eso me motivó a cuidarme más.

Comencé a darme más oportunidades, porque sé que he podido vencer al VIH pese a que me dieron pocas esperanzas. Depende de mí salir adelante.

Terminé el servicio social y logré obtener mi título como profesional técnico. A los pocos meses inicié una relación. Fui sincero en decir lo que me pasaba. Hasta hoy mi pareja me ha apoyado, ha sido esa persona que me ha animado a seguir estudiando. Aún no he llegado a realizar nada de mis metas ni mis sueños de pequeño.

A veces me deprimo por el hecho de que siempre, desde pequeño, tenía en mente llegar a apoyar a mis padres y mi hermana, la más pequeña. Quizá no he podido, pero lo poco que les he dado lo he hecho con mucho amor y cariño.

Tengo la esperanza de que un día lograré tener mi trabajo en el área de la salud, terminar la licenciatura y poder ayudar a mi familia. Quiero apoyar a tanta gente que necesita ser escuchada…

Tengo muchos sueños, metas que cumplir y eso es lo que me motiva. Sé que no es fácil. A veces suelo llorar de impotencia y siento que ya no puedo más, pero continúo adelante, y si un día Dios decide cerrar mi ciclo de vida, me iré contento, porque, quizá no logre todo, pero me iré intentándolo, y me sentiré un héroe, porque jamás me dejé vencer.

Hoy día me siento una persona muy sana. Las pruebas dicen que el VIH no me venció. No pasa nunca por mi mente que estoy enfermo excepto cuando me tomo mis medicamentos.

Me siento desahogado, ya que pocas personas saben parte de mi historia. Tengo mucho que compartir. Mi objetivo es tomar esos malos momentos como enseñanza para los demás: Cuando se quiere, uno logra obtener mucho más de lo que se imagina.

Saludos.

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