Sé de los avances, pero aún más de la incertidumbre

Eduardo

Mi historia comienza así. Hace dos años conocí a una chica por una conocida red social (Instagram, para ser más preciso). Ella es de una localidad a 3 u 4 horas de Caracas, la capital de Venezuela. Ella era bastante mayor que yo (tengo 27 años y ella 38), así que solo chateábamos en los medios tiempos en la que la recordaba o simplemente me sentía aburrido. Luego de varios meses y, a medida que se fueron intensificando los mensajes y "la relación", decidí o, bueno decidimos, conocernos en persona.

Ella decidió venir a Caracas y yo con gusto pasé a recogerla. Estuvimos juntos todo el fin de semana, muchas relaciones y nada de preservativo. Ella era especial, siempre lo fue.

El lunes cuando se iba, solo lloraba mucho, decía que iba a regresar al infierno. Ella estaba pasando una situación bastante complicada a nivel sentimental y emocional.

El martes siguiente por teléfono ella me dice que es HIV positivo y aquello cambio mi vida, sentí como el mundo se me venía abajo. Me arrepentí de mis imprudencias y me llené de miedo. Ella me dijo que tenía una buena carga, ya que tenía más de 14 años diagnosticada.

Yo me llené de ira y recordé que dos de mis tíos son seropositivos. Uno fue infectado en los albores cuando la enfermedad era desconocida. Era homosexual y vivió alrededor de 30 años, cuando la esperanza de vida solo era 2 años como máximo y, como dice la eminencia Clotet, solo podían ayudar con una muerte en dignidad. Mi otro tío es heterosexual y mujeriego y fue diagnosticado hace 4 años. Su estado de salud es relativo, ya que aún medicado vive una vida de excesos (alcohol y cigarrillos).

En fin, al fin de semana siguiente fui a donde la chica, me estuve informando, observando y estudiando, pero siento miedo, aún no me he hecho el test elisa y siento un terrible miedo de hacérmelo.

Sé de los avances, pero aún más de la incertidumbre, de ese miedo cuando estás cara a cara con la muerte. Si soy portador sé que debo enfrentarlo, ella hizo fase sida hace diez años por no medicarse, pero, en general siempre ha gozado de buena salud.

En este momento vivo con ella, no sé si por miedo o porque nació un sentimiento de culpa de ella hacia mí, pero sé que en el fondo comienzo a quererla. Esto no lo he contado a nadie, necesitaba desahogarme, tener amigos que comprendan.

Socioculturalmente Venezuela, mi país, está atrasado con respecto a los avances, la discriminación y ahora con esta severa crisis económica no sabemos hasta cuánto tenga problemas la llegada de su medicación. Los protocolos de tratamiento más nuevos no llegan a Venezuela y no creo que lleguen en un buen tiempo.

Esta es mi historia, una historia que a veces me deprime y me pone violento, me tiene cabizbajo, pero siempre reúno emociones suficientes para seguir adelante y tratar de pasar la página. Disculpen lo largo de mi escrito, sé que a muchos no les importará, pero siempre una palabra de aliento es buena y sé que debo hacerme el test, solo imagino ese día cuando salga positivo. No sé qué hare.

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