Mi familia no sabe lo que me pasa y mis amig@s tampoco. El problema es que es muy tarde y no puedo dormir; me siento fatal, la semana que viene creo que me dan los resultados de si lo tengo o no. Me da miedo decir "esa palabra", miedo no, pánico. Espero no tener nada, sería muy mala suerte, pero existe esa posibilidad.
No sé de quién fue la culpa, si mía o de él. Supongo que mía por ser gilipollas y beber aquel día de fiesta de su vaso… y claro, después pasó lo que pasó, qué más daba todo, yo era feliz. ¿No hay condón? ¡Y qué más da! Claro que yo no sabía que aquel vaso tenía algo (¿o no?, eso nunca se sabrá), ni que ese tío tiene 32 años y yo sólo tenía 18. En fin, que a los 3 días me hice la primera prueba y dio bien, aun así me pasé el verano llorando porque me avergonzaba de lo que hice.
Llegó septiembre, cambié de aires y pensaba que ya lo tenía superado. Pasó el tiempo y aquí estoy, con la segunda prueba hecha y pendiente de los resultados. Todos mis miedos que creía olvidados volvieron, y lo peor no es eso. Lo peor es que durante este tiempo es como si hubiese olvidado lo que me pasó; mis amigos me ayudaron a olvidarlo, pero eso trae consecuencias. No se puede olvidar una cosa así hasta que no te den las pruebas definitivas, lo que quiero decir es que soy una egoísta porque me acosté con más gente y sin condón, nunca se llegaron a "correr" dentro, pero, ¿da igual, no? El riesgo es el mismo.
Me siento fatal conmigo misma y con ellos, porque soy una egoísta. Ellos no tienen la culpa de mis errores y no se merecen nada de esto, en resumen, soy gilipollas y algo más. Sólo espero que todo esté bien, por mí, pero sobre todo por ellos, porque si algo nos pasara no me lo perdonaría nunca, nunca. Antes me muero.
Bueno siento todo esto, pero se lo tenía que contar a alguien y a lo mejor el anonimato hace que me abra más y exprese mejor todo lo que siento.
Gracias por escucharme, de verdad.