Me dije que tenía que luchar por mi hijo

Hola me llamo Paola, tengo 29 años y tengo el VIH desde que tenía 22.

Mi historia comienza cuando conocí al padre de mi hijo y me enamoré de él. Fue mi primer gran amor y todo estaba bien al principio. Hasta que llegó el día en el que él me golpeó. Ese día pensé que fue un error. Él me pidió perdón y dijo que nunca más lo haría. No sabía qué le había pasado. Después de ese día, mi peor decisión fue seguir con él. Me pegaba de forma continua y me maltrataba tanto física como mentalmente. Él me hacía ver que mi familia no me quería, que yo no valía nada. Hasta que llegó el día en que él estuvo llorando sin decirme nada. Así una semana. Me pegaba y descargaba su ira conmigo.

Un día me dijo que se había hecho una prueba rápida de VIH y yo le pregunté: ‘¿Y qué tal?’ Me dijo que tenía el 99.9% de ser positivo. Claro, yo pensé rápidamente que si él lo tiene [el VIH], yo también lo tendría. Así que fui a hacerme el análisis. Tuve que esperar 2 días para los resultados. La doctora me llamó para que fuera, que teníamos que hablar. Tal como pensé, también era positiva. Además, estaba embarazada de 4 meses. Mi mundo se vino abajo. Recuerdo que lloré como nunca, me desmayé 2 veces. En lugar de apoyarme, mi pareja me maltrató frente a los médicos y me dejó tirada. Él se fue. Ese día quería desaparecer.

Lloré como nunca, porque no solo era yo, tenía un bebé dentro, muchos pensamientos juntos. No sabía qué hacer. Me tuvieron que acompañar a la casa de mi madre, ya que mi pareja se había ido. Estuve mal psicológicamente, quise quitarme la vida. Además, no quería a este bebé, porque pensaba que estaría enfermo y no se merecía esto por mi culpa. Decidí realizar un aborto y saqué una cita. Sin embargo, finalmente no pude hacerlo y dije: ‘Que venga lo que tenga que venir’.

Desperté de ese agujero en el que estaba y me dije que tenía que luchar por él. Me puse al día con mis tratamientos y, así, embarazada, comencé mis pastillas con mucho miedo. El padre de mi hijo me acosaba y decía que esto era mi culpa, que yo le había infectado a él. Nadie sabe si el VIH lo adquirí de él o él de mí. Los dos tuvimos relaciones con más personas sin protección antes de todo esto. Así que no podíamos decir ‘tú fuiste’ o ‘tú’, pero uno como persona sabe con quién se ha cuidado y con quién no.

Hoy en día, mi hijo tiene 7 años. Él no tiene el VIH y tenerlo fue la mejor decisión que pude tomar. Me ha dado mucha fuerza mental y físicamente. Mi familia me ha apoyado mucho desde el día que empecé mi tratamiento. Soy indetectable y mi vida ha sido lo mejor que he tenido. Ahora tengo otra pareja y tenemos un bebé. La vida continúa si te cuidas con tus antirretrovirales. Les digo que se cuiden, no se dejen llevar por ese momento de calentura. Cuídense mucho. Les deseo lo mejor.