Al sábado siguiente, sin embargo, me traicionó, es decir, después de la fiesta de cumpleaños, estuvo con un policía. Mi pareja también es policía y está infectado por VIH.
A los ocho días de haber mantenido la relación, se tomó un trago y llamó a su amante para decirle que era portador del VIH. Yo estaba presente, ya que me encontraba con él yendo a la playa con el bus. Cuando lo escuché, casi me desmayo. Hasta vomité de la impresión. Entonces, me bajé del autobús y regresé a mi casa.
Desde esa fecha, mi vida ha cambiado totalmente. Son días en que no duermo, y en el trabajo no me concentro. Todo el mundo se da cuenta de que algo pasa. La otra persona que estuvo con mi pareja y que estaba infectado le practicó sexo oral sin condón y se besaron mucho, según dicen. Practicaron la penetración con preservativo. Ahora, estamos esperando tres meses para hacer la prueba de Elisa.
Gracias a Dios, desde que tuvieron sexo, no he tenido relaciones con mi pareja. Pero duele mucho que la persona que amas, que es tu vida, te haga estas cosas. Ojalá no esté infectado, pero le voy a dejar. Solo estaré con él hasta que se haga la prueba del VIH, ofreciéndole mi apoyo.
Si mi pareja hubiera contraído el VIH de otra manera no le dejaría. La traición y el dolor son más fuertes que la razón.