Había bajado mucho de peso, pero una vez iniciado el tratamiento, empecé a ganarlo y al tiempo recuperé mi peso normal de toda la vida. Saber mi estatus positivo me dio tranquilidad porque finalmente supe qué le sucedía a mi cuerpo. Tomé la noticia con calma, claro, haciéndome exámenes tomando todas las medidas necesarias para cuidarme y sobre todo ante la situación de la pandemia, teniendo mis defensas tan bajas.
A la fecha, no he vuelto a estar enfermo. Medio quiso darme gripe, sin embargo, mi cuerpo responde bien. Procuro hacer ejercicio diario, tener una buena alimentación y, aunque se torna difícil, procuro sobrellevar las situaciones estresantes para que no me afecten y dormir bien. Ya mi peso está bien, la gente me comenta qué cambio tengo, me veo más musculoso. Gracias al cielo, no he tenido problema con la grasa, he recuperado las mejillas, mi color normal, mi lengua está normal y, aunque sigo tomando el medicamento para la candidiasis, estoy seguro que en mi próxima cita me lo quitan.
Tengo mis citas médicas cada 3 meses sin falta, tengo puestas alarmar para recordar la toma del medicamento. Siempre tomé mi situación como una oportunidad de mejora, porque esta condición no va a manejar mi vida. Procuro tener mucho cuidado en las relaciones sexuales, ante cualquier síntoma prefiero consultar al médico, ya tengo médico general de cabecera, oftalmólogo, dermatólogo, urólogo, pero, sobre todo, estoy aprendiendo a vivir de nuevo, ¡fue una segunda oportunidad! Llevo la procesión por dentro, porque nadie sabe mi estatus de VIH positivo. Cuando me sienta preparado lo contaré, pero de momento las cosas están bien así.
¿Qué quiero decir con todo esto? Que la vida sigue adelante, que todos estamos expuestos a cualquier enfermedad, que no fue una sentencia de muerte, ¡más bien fue una nueva oportunidad de vida! ¡Adelante compañeros, que la vida continua!