Con ocho años ya probé el talco, con doce, los porros, con trece, los chinos de heroína y con dieciséis años ya sufrí una sobredosis en Valencia capital, al lado del río.
Tengo 34 años y VIH, VHC, tuberculosis y pamilomavirus.
Un día lo perdí todo y tengo toda una vida para arrepentirme. Si hay que morir, que sea de amor.