VIH y depresión

La depresión es un síndrome, es decir un conjunto de síntomas emocionales, físicos y de comportamiento que se caracteriza por la tristeza, baja autoestima, pérdida del placer y, a veces, dificultad para hacer las actividades cotidianas.

Si estos problemas persisten durante mucho tiempo, pueden causar un gran sufrimiento a la persona y pueden interferir en su vida profesional y personal. El síntoma más grave que puede conllevar la depresión son los pensamientos suicidas, los cuales deben tomarse muy en serio y buscar ayuda profesional cuánto antes.

A veces, de forma coloquial, decimos que tenemos depresión cuando nos sentimos tristes, con baja moral o sin esperanza debido a algún problema o circunstancia por la que estamos pasando. La mayoría de las personas podrá superar estos sentimientos. Sin embargo, si estos sentimientos persisten o te sobrepasan, puede que te ayude recibir una evaluación y tratamiento psicológico.

La depresión puede reducirse eficazmente o, incluso, eliminarse con un tratamiento relativamente simple. Recibir ayuda profesional cuando se tiene una depresión grave puede reducir el sufrimiento y mejorar la calidad de vida.

Según las guías clínicas la depresión entra dentro de la categoría de desórdenes emocionales. Existen distintas subcategorías, las más comunes son la depresión grave y la distimia (una forma crónica, pero menos intensa de depresión).

También se incluye en esta categoría el trastorno bipolar que se caracteriza por alternar síntomas como estar exaltado, eufórico o irritable con síntomas depresivos similares a los de la depresión grave.

Depresión grave

Las causas de la depresión pueden ser muy variadas y pueden incluir factores biológicos, psicológicos y sociales. Algunas enfermedades, el estrés y otros problemas sociales son causas comunes de la depresión.

Para diagnosticar la depresión grave se deben presentar ciertos síntomas durante, al menos, un par de semanas: uno del grupo A, y, al menos, cuatro del grupo B.

GRUPO A:

  • Sentirse deprimido (bajo de moral, triste, sin esperanzas) la mayor parte del día y prácticamente cada día. Puede aparecer gradualmente o de golpe después de un gran estrés.
  • Pérdida del interés y placer por cosas que antes te gustaban, de forma parcial o total. Algunas personas puede que no se sientan mejor bajo ninguna circunstancia, y otras que se sientan mejor a veces respondiendo positivamente a alguna de las cosas que le gustaban.

GRUPO B:

  • Pérdida del apetito y/o pérdida de peso sin haber una causa dietética o médica. O, al contrario, aumento del apetito y/o aumento de peso.
  • Ralentizarse físicamente o mentalmente. Puede que tÚ o la gente cercana a ti notéis que te cuesta más de lo normal realizar ciertas actividades.
  • Estar agitado (sin descansar, no puedes para quieto, retuerces las manos, te tocas la cabeza…).
  • Estar fatigado, con falta de energía.
  • Sentirse culpable o inútil de forma excesiva.
  • Dificultad para concentrarse. Sentir que tus pensamientos se han vuelto más lentos. Dificultad para tomar pequeñas decisiones.
  • Pensamientos persistentes sobre la muerte y/o el suicidio.

Aparte de estos criterios clínicos, también se pueden experimentar estos otros problemas:

  • Criticarte, atacarte y regañarte a ti mismo.
  • No acudir al trabajo algunos días.
  • No ser capaz de estudiar o llevar a cabo actividades intelectuales o artísticas.
  • Pérdida del interés en el sexo.
  • Evitar amigos o actividades sociales, hobbies u otras actividades de ocio.
  • No ser capaz de disfrutar actividades o eventos que normalmente te gustan.
  • Dejar de preocuparte por tu higiene e imagen personal.
  • Llorar mucho o sentir que quieres llorar sin saber el porqué.
  • Estar irritable y empezar discusiones fácilmente.
  • Consumo excesivo de alcohol u otras drogas recreativas.

Uno de los síntomas más comunes de la depresión es la sensación de falta de esperanza. Las personas deprimidas pueden sentir que es imposible que nadie les pueda ayudar y que nunca se van a sentir mejor. Pueden llegar a sentir que siempre han estado en este estado mental, y esto puede llevar a que no busquen ayuda. Si tus amigos te comentan algo sobre tu depresión o te sugieren que busques ayuda profesional, hazles caso.

La depresión puede ser una enfermedad muy seria. En personas con el VIH, puede llevar a que no te tomes tus medicamentos antirretrovirales o que te saltes las citas con tu médico. Puede que aceptes riesgos sexuales que en un estado mental no depresivo no aceptarías. En los peores casos, la depresión puede llevar al suicidio.

Si algún familiar cercano ha tenido un episodio de depresión, varios estudios indican que probablemente tengas un riesgo aumentado de padecer esta enfermedad.

Distimia

La distimia es una forma de depresión permanente que puede que no sea tan severa como la depresión grave, pero es crónica y puede durar muchos años, y para algunas personas, toda la vida.

Los síntomas pueden ser similares a los descritos para la depresión, pero más suaves (menos síntomas y menos graves). El diagnóstico se suele hacer si los síntomas duran al menos, dos años.

Se suele considerar distimia cuando una persona se siente infeliz o con baja moral la mayor parte del día, la mayoría de los días y que además estén presentes, al menos, dos de los siguientes síntomas:

  • Pérdida o aumento del apetito.
  • Dificultad para dormir, o dormir demasiado.
  • Poca energía o fatiga.
  • Baja autoestima.
  • Poca concentración o dificultad para tomar decisiones.
  • Sentirse sin esperanza.
  • Consumo excesivo de alcohol u otras drogas recreativas.

Las personas con distimia suelen ser capaces de trabajar y, en general, llevan una vida normal, pero pueden irritarse fácilmente, permanentemente infelices, no son capaces de disfrutar de las cosas y pueden sentir que sus vidas no son de mucho valor.

¿Cuándo debería buscar ayuda para la depresión?

Algunas depresiones pueden mejorar por sí solas con el tiempo, aunque algunos síntomas pueden persistir durante mucho tiempo. Un tratamiento adecuado puede acortar el período de tiempo que sufras estos síntomas a algunas semanas o menos.

Buscar ayuda antes de que los síntomas afecten a tu día a día puede ayudarte a no perder el trabajo, a perder una relación o, incluso, a no perder la vida. Las personas que han tenido varios episodios de depresión, tienen un mayor riesgo de volver a recaer si no reciben tratamiento.

La distimia puede durar toda la vida, y muchas personas con distimia pueden sufrir episodios de depresión grave.

Si la depresión es intensa y empieza a interferir en tu día a día durante un tiempo (depresión), o si funcionas adecuadamente, pero te sientes deprimido durante meses (distimia), deberías buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Si tienes pensamientos suicidas o estás dejando tus cuidados médicos necesarios, deberías buscar ayuda en cuánto antes.

¿Los síntomas de depresión pueden ser debidos a otros problemas de salud o medicamentos?

Algunos problemas de salud y medicamentos, como el VIH y su tratamiento, pueden producir algunos síntomas de depresión. Por ejemplo, los hombres con el VIH tienen niveles de testosterona más bajos, lo que puede conllevar una falta de energía, pérdida de deseo sexual y sentimientos de depresión. Puedes determinar tus niveles de testosterona en un análisis de sangre, y si son demasiado bajos puedes plantearte administrarte testosterona (lo que se denomina tratamiento de sustitución).

Algunos fármacos antirretrovirales pueden provocar efectos secundarios psicológicos. El fármaco con estos efectos mejor caracterizado es el efavirenz (Sustiva® y en la combinación Atripla®). Si tu depresión coincide con el inicio del tratamiento con efavirenz y aumente a lo largo de las semanas, deberías considerar cambiar de tratamiento y ver si la depresión mejora.

Si tienes un historial de depresión, menciónaselo a tu médico antes de empezar el tratamiento antirretroviral para que podáis escoger el que más se ajuste a ti y evitar efavirenz si es posible.

En las etapas más avanzadas de la infección por el VIH, un gran número de infecciones oportunistas, así como en propio VIH pueden afectar al cerebro y producir síntomas de depresión.

Tratamiento para la depresión

Una de las diversas estrategias que se usan para tratar la depresión es la psicoterapia. Es muy importante que alguien escuche tus sentimientos, te proporcione apoyo y te ayude a entender que es lo que te está causando el problema. Aunque los amigos, parejas o familia pueden ayudarte y darte apoyo, lo mejor es que una profesional de la salud mental con experiencia y objetivo te ayude. La terapia no tiene por qué durar demasiado tiempo. Las terapias grupales también pueden ser de ayuda.

Otra estrategia es el uso de fármacos antidepresivos. Es la forma más rápida de aliviar los síntomas de la depresión grave y se recomiendan en los casos de depresión con pensamientos suicidas o con problemas graves para llevar un día a día normal. En torno al 65% de las personas que toman antidepresivos responden bien al tratamiento entre las dos semanas y los dos meses. El resto se pondrá bien si utiliza un antidepresivo distinto.

La medicación también funciona para la distimia. Aunque la mejora pueda parecer menor comparado con la que ocurre en los casos de depresión, puede conllevar una mejora significativa de la calidad de vida.

El mejor tratamiento para ambas, depresión y distimia, es una combinación de medicación y psicoterapia. Ambas estrategias son muy efectivas en tratar la depresión, pero juntas lo son aún más.

Si no padeces depresión, pero tomas antidepresivos, tu estado de ánimo no mejorará. Las personas gravemente deprimidas suelen tener una perspectiva distorsionada y no tienen energía para entender o afrontar los problemas de base. Muchos terapeutas consideran que los pacientes que toman antidepresivos mejora más en la terapia psicológica porque tienen la habilidad de afrontar los problemas emocionales y prácticos cuando la depresión se ve reducida por la medicación.

En general, no hay ningún problema por tomar antidepresivos junto a tu tratamiento para el VIH. Sin embargo, si tomas los inhibidores de la proteasa ritonavir (Norvir®) o lopinavir + ritonavir (Kaletra®) deberías tomar precauciones. Ritonavir provoca el aumento de los niveles de otros fármacos en el cuerpo, lo que puede provocar efectos secundarios derivados de los antidepresivos. Algunos de estos efectos secundarios incluyen ataques epilépticos, ansiedad, agitación, arritmias cardíacas. Puede que tengas que reducir la dosis de los antidepresivos que interactúan con ritonavir, por lo que tu psiquiatra debería conocer que otros fármacos estas tomando y debería consultar a tu médico del VIH.

No hay evidencias de que los antidepresivas mejoren o empeoren la función del sistema inmune.

¿Qué más puede ayudar con la depresión?

Otras estrategias complementarias que pueden ayudarte a mejorar la depresión son:

  • Hacer ejercicio: hacer ejercicio regularmente, sobre todo, el ejercicio aeróbico puede ayudar a mitigar la depresión. Si estas deprimido, retomar o aumentar tu actividad física es una forma de reducir los síntomas. Puede que te sientas fatigado si estas deprimido, por lo que no deberías forzarte demasiado, pero si un poco para que te vuelvas a sentir motivado con la actividad física.
  • Dormir bien: intenta ir a dormir todos los días a la misma hora, usando tu habitación solo para dormir. No tomes bebidas con cafeína por la tarde o noche.
  • Comer saludable: los niveles altos de azúcar son estimulantes en un primer momento, pero al cabo de un tiempo provocan un bajón físico y emocional. Si la depresión te hace perder el apetito, intenta comer pequeñas comidas y tentempiés a lo largo del día en lugar de dos grandes comidas.
  • Evitar el aislamiento: pasa tiempo con amigos y ve a eventos sociales. Aunque te pueda parecer difícil, salir de casa puede ser de gran ayuda en tu estado psicológico y tu estado de ánimo.
  • Encontrar apoyo: algunos estudios demuestran que las personas con VIH que tienen poco apoyo social o que no tienen contacto con otras personas con el VIH suelen tener mayores índices de depresión y ansiedad. Muchas personas acuden a organizaciones del VIH o grupos de apoyo con personas que tienen el VIH, lo que puede ser de gran ayuda para reducir tu angustia.

Fuente: Poz.com (versión on-line de la revista estadounidense POZ).

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